La censura en redes sociales encierra voces en una "cárcel digital"
Edomex a 10 de noviembre de 2025. Las grandes plataformas tecnológicas han transformado la moderación de contenidos en una forma silenciosa de censura: no expulsan siempre, pero restringen, invisibilizan y ´congelan´ cuentas cuya opinión resulta incómoda. Así lo advierte Norberto Maldonado, experto en tecnología y defensor del liberalismo, quien describe el fenómeno como una "cárcel digital": usuarios dentro del sistema, pero sin capacidad real de ser escuchados.
"Hoy no es necesario borrar una publicación para silenciar a alguien, señala Maldonado, basta con que un algoritmo reduzca su alcance, que una política ambigua active un filtro o que una decisión automatizada deje la cuenta fuera del radar. Es una prisión sin juicio: la gente sigue dentro, pero hablar ya no sirve". Esta dinámica opera en la franja gris donde los discursos no son claramente ilícitos, pero sí "disruptores", o contrarios a valores empresariales: metáforas, insinuaciones, frases de doble sentido o mensajes dirigidos a audiencias jóvenes pueden ser ´demoted´, marcados con strikes o sometidos a limitaciones de visibilidad.
Maldonado, quien también preside la fundación Kooltivo, explica que ese control no es neutro ya que las políticas de moderación de las redes sociales suelen ser vagas y la mayoría de las decisiones se toman por medios automatizados o bajo criterios de los propietarios de las plataformas, lo que genera incoherencias entre empresas y falta de transparencia.
"Cuando unas pocas compañías deciden qué se amplifica y qué se oculta, imponiendo agendas comerciales o editoriales sin contrapesos, la libertad de expresión queda en manos privadas", advierte. Investigaciones a las redes sociales digitales muestran que la detección y la moderación se realizan mayoritariamente por algoritmos automatizados y que las prácticas varían drásticamente entre plataformas.
Norberto Maldonado explica que, para comprender el fenómeno de la censura digital, es necesario familiarizarse con una serie de términos clave. Por ejemplo, "cárcel digital" ocurre cuando un usuario no es expulsado de una plataforma, pero la red social digital le reduce drásticamente la capacidad comunicativa: la cuenta queda activa, pero pierde visibilidad, alcance y capacidad de influir. Es como estar dentro de la red con las manos atadas: el perfil existe, el contenido se publica, pero nadie lo escucha.
Relacionada con esa metáfora está la práctica conocida como shadow-ban o demoted reach, que Maldonado define como la reducción oculta del alcance. Aquí no llega una notificación oficial al usuario; simplemente sus publicaciones dejan de aparecer en los feeds principales, en recomendaciones o en búsquedas, por lo que dejan de obtener vistas y reacciones. Para el usuario la sensación es de frustración e incomprensión: su audiencia desaparece sin que le expliquen por qué.
Otra reacción que surge ante la moderación algorítmica es el alogspeak (o algospeak): un lenguaje deliberadamente codificado que sustituye palabras, usa símbolos, errores ortográficos o metáforas para burlar filtros automáticos. Maldonado señala que el alogspeak es una forma creativa de resistencia, pero advierte que tiene un costo: vuelve la conversación críptica, fragmenta el debate y evita la claridad necesaria para el diálogo público. Además, cuando la comunicación se traslada a códigos, se dificulta el acceso de nuevas audiencias y se limita la construcción de argumentos públicos sólidos.
Finalmente, Maldonado explica el fenómeno de funar, muy usado en contextos hispanohablantes: consiste en la denuncia pública masiva en redes sociales. Funar puede servir para exponer conductas reprobables y generar presión social legítima, pero combinado con las sanciones de las plataformas como strikes, reducciones de alcance o etiquetados, puede acelerar el aislamiento digital de personas o colectivos.
En conjunto, estos conceptos ayudan a entender por qué, según Norberto Maldonado, la censura moderna puede ser una celda invisible construida por reglas opacas, algoritmos y prácticas colectivas que moldean quién puede hablar y cómo se le escucha.
El especialista sostiene que el efecto de esta censura digital en la conversación pública, es doblemente corrosivo: produce autocensura ya que los usuarios evitan temas para no arriesgarse a perder alcance y uniforma el pensamiento colectivo. "Cuando la regla del juego la define un algoritmo opaco, la discusión social se empobrece y los jóvenes que consumen su información en estas plataformas aprenden a pensar según lo que el algoritmo les muestra", afirma.
Frente a este panorama, Norberto Maldonado propone medidas concretas, desde una mirada liberal y pro tecnología, para rescatar la libertad de expresión sin renunciar a la moderación necesaria contra violencia real o desinformación dañina: auditorías algorítmicas independientes y públicas; obligación de las plataformas de emitir una declaración de motivo cuando limiten visibilidad o suspendan cuentas; mecanismos de apelación efectivos y accesibles; y el fortalecimiento técnico del Estado con expertos en IA y en temas de comunicación digital, para supervisar, auditar y negociar normas. "No pedimos menos tecnología, exigimos más transparencia sobre cómo funciona la censura en redes. Si no diseñamos contrapesos técnicos y democráticos, afectaremos la libertad de expresión en el mundo digital y dejaremos a millones a merced de prisiones invisibles" concluye.