Tissot: Una cultura basada en la innovación

Su ingenio y su capacidad de reflexión más allá de las convenciones no han dejado de producir resultados pragmáticos

El lanzamiento del T-Touch Connect recuerda al largo compromiso de Tissot para la investigación y creación de nuevas soluciones. Su ingenio y su capacidad de reflexión más allá de las convenciones no han dejado de producir resultados pragmáticos. Son fruto de una cultura relojera basada en la innovación, origen del eslogan de la empresa: "Innovadores por tradición".

Desde 1853, la historia de Tissot ha estado marcada por hitos que demuestran su capacidad para innovar en todas las áreas de la relojería. La periodicidad de sus invenciones ha permitido a Tissot perdurar a lo largo de 167 años, caracterizados por la alternancia de periodos de bonanza y crisis sectoriales.

Si la resiliencia es una capacidad psicológica, la innovación es un principio estratégico que siempre ha acompañado a Tissot. No obstante, cualquiera puede innovar, incluso si eso significa adquirir patentes ajenas. La complejidad del enfoque de Tissot radica en que este se combina con una sólida integración de competencias, la exigencia permanente de calidad y el imperativo de mantener precios asequibles.

Integración

En el momento de su constitución, en 1853, Tissot era un "comptoir d'établissage", que encargaba los componentes de los relojes a talleres independientes y luego los montaba y los vendía. En 1917, el taller familiar se transformó en una manufactura, capaz de producir internamente todos los componentes de sus relojes. En 1958, la empresa añadió a su colección de calibres un movimiento básico, lo que permitió la creación de relojes manuales o automáticos, con o sin calendario o fecha/día, gracias a la adición de diversas complicaciones. Esta innovación dio lugar a una racionalización de la producción. La facilitación del intercambio supuso también una ventaja para los minoristas.

Conveniencia

Al mismo tiempo, Tissot inventó características directamente útiles para el cliente en su vida cotidiana. En los años 20, la creciente electrificación de la sociedad introdujo un enemigo para los relojes en todos los hogares: el magnetismo. Los secadores de pelo, motores de arranque, radios y teléfonos funcionaban con imanes. Tissot llevó a cabo análisis con su servicio posventa para determinar el impacto real de esta fuerza invisible.

Después de varios años de investigación, Tissot lanzó al mercado el Tissot Antimagnetic, una colección cuyos movimientos se basaban en el uso de Elinvar, una aleación utilizada para hacer espirales muy poco sensibles al magnetismo. La precisión de esta colección, garantizada de esta manera, fue enormemente elogiada a escala internacional.

Sintéticos

Cuarenta años después, este espíritu independiente adquirió una nueva forma gracias a otra familia de materiales. Desde los años 50, Tissot percibió las ventajas de los polímeros, que vieron la luz en esa época y ya se mostraban prometedores. En 1971, después de décadas de investigación, Tissot lanzó el primer reloj mecánico con movimiento y caja sintética.

Los relojes Idea 2001 eran ligeros, radicalmente novedosos y sus movimientos demostraron ser enormemente resistentes al desgaste, una propiedad que interesaba de forma prioritaria a Tissot. Sin embargo, esta innovación se topó con la desconfianza de los relojeros hacia el plástico, que hasta entonces no se había utilizado en la relojería, así como con su reticencia para promocionar relojes que no requirieran un servicio de posventa (gracias a su diseño autolubricante no necesitaban aceite). Además, el diseño excesivamente atrevido pudo con esta colección vanguardista.

Cuarzo

Asimismo, se perfilaba otra revolución más profunda y trascendente, lo de los movimientos reguladores de cristal de cuarzo. Ya que en 1966, Tissot consideró que esta nueva ola tecnológica prometía precisión, menores costes y sofisticación técnica. Por lo tanto, la marca apostó firmemente por colecciones pioneras, tanto de visualización analógica como digital, incluso combinando ambas, para mantenerse a la vanguardia de la tecnología.

Una vez más, lo mejor es enemigo de lo bueno y el movimiento de cuarzo estuvo cerca de llevar al traste la relojería tradicional suiza y a Tissot. Una vez más, gracias a su capacidad para imaginar nuevas soluciones Tissot sobrevivió y siguió avanzando.

Imaginación

A finales de la década de 1960, se inició una revolución de otra naturaleza: Tissot se colocó a la vanguardia con diseños modernos, coloridos, que apostaban por una búsqueda de formas con la máxima libertad. Esta capacidad de sentir el espíritu de la época se hace eco de lo que, a principios del siglo XX, había llevado a Tissot a centrarse principalmente en los relojes de pulsera.

Al asociarse con diseñadores estrella como el diseñador de automóviles Bertone a mediados de los años 70 o Ettore Sottsass, una figura del movimiento Memphis, Tissot demostró que la investigación estética es un fértil caldo de cultivo para el crecimiento y que la imaginación es, en efecto, un poder.

Funcionalidades

La imaginación, por lo tanto, ha sido una constante en Tissot. En 1951, la firma inventó un mecanismo de reloj automático con visualización simultánea de veinticuatro zonas horarias, a la vez exhaustivo, económico y ergonómico. Este equipaba el Tissot Navigator, que revolucionó la lectura de la hora en otros territorios a unas tarifas cada vez menores. Este deseo de ofrecer funcionalidades adelantadas a su tiempo llevó a Tissot a crear el Tissot T-Touch en 1999.

Desarrollado por los departamentos de investigación y desarrollo de su sociedad dominante, el Grupo Swatch, el Tissot T-Touch fue una pieza puntera. Adaptó al tamaño del reloj de pulsera una tecnología aún incipiente: el control táctil. Además, superó los límites de la ergonomía planteados por los relojes multifunción. El resultado fue una colección de relojes con innumerables aplicaciones, de los que se lanzaron numerosas variaciones, entre ellas, una versión para personas con deficiencias visuales.

Conectividad

Gracias a este éxito, que superó todas las expectativas, Tissot se asoció con Microsoft en 2005. Durante los primeros pasos de las tecnologías de comunicación móvil, el gigante estadounidense lanzó un programa para relojes conectados a su red MSN Direct. El Tissot High-T se concibió sobre el principio de la familia T-Touch, a la que se incorporó la recepción de señales RDS con el fin de permitir que el usuario conociera información como la meteorología, los resultados deportivos o las noticias.

El modelo High-T se convirtió así en un reloj inteligente adelantado a su tiempo, conectado, interactivo y táctil. Sin embargo, la infraestructura de red proporcionada por Microsoft, prácticamente inexistente más allá de unos pocos núcleos urbanos importantes, acabó condenando este proyecto. De nuevo en 2020, Tissot volvió a colocarse a la vanguardia de la innovación, fiel a su tradición, para lanzar el T-Touch Connect Solar.