Cita con Clío

FRASE. “Cuando me preguntaron sobre algún arma capaz de contrarrestar el poder de la bomba atómica yo sugerí la mejor de todas: la paz.” Albert Einstein. 

¿CONOCES LAS CALLES DE TU CIUDAD? Calle José Azueta. En un plano anterior a las avasalladoras inundaciones de 1906-07 se ve que la actual calle Azueta era originalmente la calle Celso Vega. Aquí estuvo ubicada la primera Casa Municipal, por la Madero, entre las calles Ayuntamiento y José Azueta, sede del poder municipal que casi destruyó el sismo del 22 de junio de 1915. Después, en este lote estuvieron sucesivamente y en ese orden el hotel Aldrete, hotel Comercial, el “Intimo Bar”, el Banco Longoria y actualmente el centro nocturno “La Casona”. 

Una de las primeras boticas de Mexicali, la botica “Mexicali”, de don Enrique Flores, estuvo en la esquina de Madero y Azueta, a principios de la década de 1920.  La esquina de Madero y Azueta tuvo una sucesión de negocios y oficinas de una activa vida comercial. “La Moctezuma”, una tienda de don Ignacio Terán, estaba en este lote, cuando era gobernador Abelardo L. Rodríguez. En loa años treintas estuvo ahí el hotel Carrillo, en cuyo primer piso estuvo establecida “La puerta de México”, una tienda de ropa propiedad del libanés Nasser Maluf. Este negocio se cerró y años después se abrieron aquí mismo las oficinas de correos que permanecieron hasta 1947. El hotel Carrillo fue derribado y poco después se edificó el inmueble que ocupó por más de veinte años la tienda de ropa “La Popular”. 

Estuvo también Pablo Chee y Cia., en Madero, Azueta y Ferrocarril, hoy avenida López Mateos. Pablo Chee era propietario del hotel “Imperial”, situado antes en estos mismos límites y que después fue el edificio Cucapá. 

Al transitar por calle Azueta hasta la avenida Juárez estuvo el restaurante chino más antiguo de Mexicali: el restaurante 19, lugar que durante muchos años tuvo una clientela asidua y numerosa. También en Juárez y Azueta estuvo en los años veinte “La Casa Colorada”, de Yee Kee y Cía., representada por el señor Fernando J. Chisau. 

Otra negociación localizada aquí fue el restaurante “La Casa Blanca Café”, de K. Him Sing y Cía., en avenida Reforma y Azueta, justo enfrente del cabaret “Mexicali”. En la misma confluencia de Reforma y Azueta pero en el lado opuesto, está el edificio “Ochoa”, que primeramente fue un almacén de vinos y licores y hoy es la farmacia “El Fénix”. 

En la esquina de la calle Azueta y avenida Colón, estuvo la Compañía Harinera de Baja California, S. A., que inició sus actividades en mayo de 1924. Era el molino de mayor capacidad en el Distrito y fue propiedad de Alberto V. Aldrete.

Apunta don Pedro F. Pérez y Ramírez que en el año de 1922 o al comenzar el año de 1923 se quemó el primer Tecolote, ubicado en la esquina del cruzamiento de las calles Azueta y Reforma, mientras que el edificio del segundo Tecolote fue construido más o menos, un año después en el lugar en que todavía existe, aunque acondicionado y dedicado ahora a albergar a varios tipos de comercios en la esquina suroeste de Madero y Melgar. De todo esto se puede deducir que hasta el año de 1922, o tal vez después, la manzana del Tecolote no era la de Madero y Melgar, sino la de Azueta y Reforma.

En el número 300 de la avenida Reforma, esquina con la calle Azueta, donde estuvo durante muchos años la tienda “Las Tres BBB”, existe un edificio de dos pisos, que en otras décadas, en los tiempos de la “ley seca” y poco después, dio cabida al elegante cabaret “Mexicali”, con una barra de 15 metros, vistosa contrabarra, numerosas sillas y mesas alrededor de una pista de baile, de regular tamaño, hacían de aquel cabaret el más concurrido. Un poco antes estuvo también en esta esquina el hotel “Central”. También en Reforma y Azueta pero enfrente de lo que fue el cabaret “Mexicali, estuvo la cantina “Río Colorado”, alrededor de los años cuarenta.

CONOCIENDO NUESTROS ORÍGENES. Miguel de la Madrid Hurtado. Presidente constitucional, diciembre 1º de 1982 a noviembre 30 de 1988. 

 Cuando asumió el poder, el país se encontraba en la ruina económica. Con una deuda externa inicial de 90 mil millones de dólares –herencia de López Portillo-, difícilmente había alternativa. Solicitó entonces de los mexicanos un nuevo sacrificio y fue muy disciplinado ante las condiciones que, para ayudar a México, impusieron los organismos financieros internacionales. Fue, sin embargo, un presidente que le rehuyó al poder y durante seis años dejó hacer y dejó pasar.   

Bajo su gobierno México inició el tránsito hacia el neoliberalismo –disminución de las barreras proteccionistas, adelgazamiento del estado, apertura comercial, privatización de industrias paraestatales-, y sentó las bases para la gran apertura económica –en 1985 ingresó al Acuerdo General de Aranceles y Comercio (GATT)-; por consiguiente la dependencia respecto de Estados Unidos fue oprobiosa. 

Dos catástrofes demostraron la ausencia de liderazgo presidencial y evidenciaron que la corrupción había llegado a lo más profundo de las estructuras políticas y sociales. La explosión de una terminal de gas licuado en San Juan Ixhuatepec (19 de noviembre de 1984) –responsabilidad de Pemex- y el terremoto del 19 de septiembre de 1985 –que provocó más de diez mil muertes-, no sacaron al gobierno de su inmovilidad, pero despertaron la conciencia cívica de la ciudadanía. A partir de ese año surgieron un sinnúmero de organizaciones no gubernamentales con fines políticos, sociales, culturales y altruistas. 

En el espinoso tema de la democracia, De la Madrid cerró los ojos ante el escandaloso fraude registrado en Chihuahua en 1986, en perjuicio del Partido acción nacional. La sociedad llamó su atención recurriendo a la resistencia civil y el gobierno respondió con la fuerza pública. Resultado final: el triunfo ilegítimo del PRI, con una oposición cada vez más enardecida. 

La falta de autoridad permitió que durante el sexenio de Miguel De la Madrid las redes de narcotráfico incrementaran su presencia en el país; el brutal asesinato del agente de la Agencia de combate contra las drogas (DEA), Enrique Camarena Salazar, provocó un conflicto con Estados Unidos, en el cual el gobierno mexicano fue acusado de que algunos de sus funcionarios de más alto nivel estaban vinculados con los cárteles de la droga. También durante el sexenio, la represión contra periodistas críticos del sistema se incrementó. El caso más dramático fue el asesinato de Manuel Buendía a manos del titular de la Dirección federal de seguridad, José Antonio Zorrilla Pérez.   

Las elecciones presidenciales de 1988 cimbraron al sistema político mexicano.

La creciente popularidad de Cuauhtémoc Cárdenas puso en aprietos al PRI, pero el presidente De la Madrid, valiéndose de su secretario de Gobernación, Manuel Barttlet, impidió que llegara la catástrofe, y con otro escandaloso fraude –la “caída del sistema” le llamaron- logró garantizar el triunfo del candidato oficial Carlos Salinas de Gortari. 

El presidente dejó el poder en diciembre de 1988. Sobrellevó su gobierno entre las tibias aguas de la mediocridad. Dejó pasar, dolorosamente, seis años en un país que no podía perder más tiempo. La pobreza, la desigualdad y el autoritarismo llevaban años lacerando la conciencia nacional. 

FUENTES CONSULTADAS:

1.- Luis González y González. Viaje por la Historia de México. México. 2010.

*) Licenciado en Administración Pública y Ciencias Políticas por la Facultad de Ciencias Sociales y Políticas de la UABC y, en Historia por la Facultad de Ciencias Humanas de la UABC. Investigador del Archivo Histórico del Municipio de Mexicali. IMACUM. Email: lerdok57@hotmail.com. Facebook: Francisco Javier Palacios Flores.