La cartilla moral
La pandemia del Covid ha cambiado la vida de todos, eso es evidente, de distintas maneras nos hemos enfrentado a las nuevas condiciones de vida y la creatividad humana que no tiene límites, se ha reinventado y lo sigue haciendo en este instinto de sobrevivencia que nos mueve. Pero también el mundo polarizado, enojado, indignado está reaccionado de formas muy violentas. La tolerancia ha desaparecido y junto a los nuevos motivos de disconformidad se extraen del pasado viejas deudas por las que ahora se exige justicia. La ira y la indignación son la constante, las marchas y las consignas que dejan adivinar manipulaciones, son parte ya de nuestros escenarios.
No sólo en Mexico, el mundo entero se está resquebrajando en términos de civilidad. Pareciera que salir a la calle y manifestarse da permiso para el insulto y la vandalización. Los instintos fuera de control, los diálogos resquebrajados.
Alfonso Reyes una de las mentes más preclaras de los últimos tiempos escribió en 1944 algunos textos dedicados a la formación moral de los escolares mexicanos. La palabra moral es ahora considerada anticuada pero los pensamientos de Alfonso Reyes contienen una extraordinaria sabiduría que no sólo son consejos para ser mejores, sino que ubican de manera clara el sentido de la vida. Esta cartilla moral de Alfonso Reyes, tiene ahora más vigencia que nunca, cuando los seres humanos sumidos en esta crisis social tan grande, nos perdemos fácilmente en la incertidumbre.
La práctica del bien __decía Don Alfonso__ supone el acatamiento a una serie de respetos que incluso pueden equivaler a los mandamientos de la religión, pero no lo son, son preceptos que pudieran resumirse en aquél viejo proverbio de “no hagas a otros lo que no quieras que te hagan a ti” . Empezando claro, por el respeto a uno mismo, a la familia y a la sociedad en general incluyendo a la vapuleada naturaleza. Respeto, moral, valores, palabras que tristemente pareciera que han perdido todo sentido en aras de una libertad que ha rebasado los límites de convivencia humana,
Hay cosas que dependen de nosotros y otras que no. Hay situaciones en los que el poder del hombre no sirve para nada. La salud y la muerte es el ejemplo más claro y el Covid nos ha puesto de frente a esto. La fuerza y la entereza necesaria para superar esto recae en la fuerza moral. Las depresiones y angustias inherentes a la situación económica o de salud son más terribles cuando nuestro espíritu no está fortalecido y hemos privilegiado siempre lo material y abandonado lo espiritual que es la fuerza que ahora estamos necesitando.
Rudyard Kipling, el gran poeta hindú, nos presenta el retrato de lo que es ser un hombre o mujer de temple que sobrepasa a las desgracias y busca alternativas.
“Si no pierdes la calma cuando a tu alrededor la están perdiendo todos, si tienes fé en ti mismo cuando los otros dudan, si no te harta la espera y sabes esperar, si calumniado, no incurres en mentiras, si aguantas que te odien sin cegarte la ira. Si sueñas y tus sueños no te ofuscan del todo, su tu razón no duerme ni el razonar te agota, si sabes afrontar el triunfo y la derrota, si dominas tu ánimo, tu temple y corazón para que aun te sirvan en plena adversidad y sigues adelante en medio de la desolación. Si la turba no te embriaga y aunque trates con príncipes guardas tu sencillez, si amigos ni enemigos nublan tu lucidez, si aunque a todos ayudes ninguno te esclaviza, si en el fugaz minuto no dejas un vacío y marcas los sesenta segundos con tu huella, la tierra es toda tuya y cuanto hay en ella, será entonces más que todo, será un hombre y alcanzarás estrellas”.
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