México: el otro informe
de la Salud (OPS), su directora general, Carissa Etienne abordó
la situación del personal sanitario en medio de la pandemia, aquejado no solo
por atender una emergencia de salud pública sino fundamentalmente
adolecido, por la falta de camas disponibles, de unidades de ventilación o
intubación; en sí de infraestructura y primordialmente de equipos de protección
personal.
La OPS es la oficina regional en las Américas de la Organización
Mundial de la Salud (OMS), desde sus oficinas centrales en Washington,
Etienne pidió a los gobiernos que protejan mejor a su personal sanitario por
ser los primeros en estar en el frente ante la batalla contra el coronavirus.
No ha sido fácil para nuestros médicos, enfermeras, afanadores,
auxiliares, personal de limpieza de los hospitales, conductores de ambulancia,
paramédicos y muchos más profesionales y técnicos que han estado dando la
cara y desbordados ante el drama de miles de personas que todos los días
enferman, algunos terminan en cuidados intensivos y otros más lo hacen
falleciendo.
Nadie está preparado para procesar tanto dolor al mismo tiempo aunado
a la impotencia de querer ayudarlos a todos y contar con camas limitadas,
aparatos de oxígeno limitados y muchos otros suministros más, limitados. Y de
eso no tienen ellos la culpa que no son los que elaboran el presupuesto público
son los que dan la cara en las clínicas y en los hospitales.
A la fecha, en las Américas -como la llama la OPS- hay 13.5 millones de
casos de coronavirus, en promedio diario mueren 4 mil personas, lo que hace
hasta el momento, una sumatoria de 469 mil muertos… solo en el continente
americano.
En efecto, como lo señala la dirigente de la OPS, esta pandemia no
tiene precedentes, ya lo decía igualmente su compañero Tedros Adhanom,
director general de la OMS, al referir que “cada cien años” sucede una
pandemia que no solo causa dolor y devastación sino que también deja
grandes lecciones para cambiar las cosas, mejorarlas y prevenir.
Entre las personas contagiadas en las Américas, por supuesto que hay
personal sanitario como lo hay igualmente entre aquellos que han terminado
vencidos por el virus.
La OPS dio a conocer que en el continente americano un total de 570
mil trabajadores de la salud se han infectado con coronavirus de los que, han
fallecido, 2 mil 500 trabajadores.
México y Estados Unidos concentran el 85% del total de los
fallecimientos registrados en el personal sanitario en todo el continente
americano: el país azteca con 1 mil 320 trabajadores sanitarios muertos y en
Estados Unidos, con un mil 077 personas.
Esto significa, puntualizó la OPS, que uno de cada siete enfermos por
coronavirus en México y en la Unión Americana han sido sanitarios y unas tres
cuartas partes mujeres.
Son cuatro los países en todo el mundo con la mayor cantidad de
personal sanitario muerto por culpa del Covid-19 además de México, Estados
Unidos están Reino Unido con 649 decesos y Brasil con 634 óbitos.
Es curioso porque en España en esta primera ola de coronavirus en la
que el gobierno vía decreto levantó un estado de alarma y un confinamiento
obligatorio, desde el 14 de marzo hasta el 21 de junio, durante ese lapso el
personal sanitario contagiado llegó a las 55 mil personas pero los decesos
fueron menores, ni siquiera están dentro de los cuatro primeros.
A COLACIÓN
Etienne, en su informe, recomendó a los países garantizar que todos los
trabajadores realicen su trabajo de forma segura dotándolos de suficientes
suministros de protección personal y capacitándolos en el manejo de los
pacientes de manera efectiva a fin de evitar contaminarse.
La realidad es que está pandemia ha dejado a todos desnudos, de cara
al sol, ningún país pobre o rico o más o menos desarrollado ha contado con los
equipos de protección sanitaria indispensables, en cuanto a número e
igualmente seguro, en cuanto a cumplir con los parámetros de calidad. Si
queremos a nuestros sanitarios vivos, seguros y fuertes en la batalla contra
este maldito virus, por lo menos hay que darles las armas necesarias para
estar en el frente.
Y rabia me da la gente ingrata que, como dice la OPS y la OMS, de
manera irracional ha maltratado a trabajadores del sector salud tratándolos casi
en calidad de apestados; algunos siendo rechazados del transporte público o
bien obligados a dejar sus casas. Yo, por mi parte, agradezco, a cada uno de
ellos su inmensa y humanitaria labor.