“Seis ejercicios para dejar de somatizar el estrés”

En muchas ocasiones, el cuerpo nos manda señales de que algo va mal. Nos duele el estómago, sentimos náuseas, tenemos temblores, y aparentemente, no hay ningún problema médico.

Pero sí  hay problemas. Sentimos tanto malestar psicológico que se ha trasladado a nuestro cuerpo en forma de síntomas físicos. A eso se le llama somatizar, y es un fenómeno muy común.

Somatizar es convertir nuestros problemas psicológicos en síntomas orgánicos, es decir, es la expresión física del malestar psicológico. La mente y el cuerpo están estrechamente relacionados, si no cuidamos nuestra psique nuestro organismo se verá gravemente dañado.

Cuando somatizamos sentimos dolores en el estómago, náuseas, jaquecas, migrañas y hasta vómitos. Nuestras defensas se debilitan, y se dan cambios en la segregación de hormonas y en los procesos metabólicos. Desde luego, los problemas psicológicos pueden causarnos mucho daño orgánico, y es por este motivo tan importante aprender a gestionar nuestras emociones, acudiendo a un profesional, y también incorporando ejercicios para dejar de somatizar.

1. Reconocer las emociones negativas

Un dolor de estómago o una náusea son síntomas muy fáciles de sentir, en el sentido de que, cuando se presentan, somos bien conscientes de que los estamos padeciendo. Cuando no desaparecen de ninguna forma y no tienen causa médica evidente, como puede ser una infección u otra enfermedad, lo más probable es que haya un problema psicológico subyacente. No va a desaparecer porque intentemos que pase el tiempo; lo que hay que hacer es identificar qué emoción negativa está detrás de nuestro malestar orgánico.

2. Cuidar lo físico y moverse

Como hemos dicho, la relación entre mente y cuerpo es estrecha, y también bidireccional. Tanto si cuidamos de la mente como si cuidamos del cuerpo beneficiamos a los dos. Es por esto que es tan importante cuidar lo físico y moverse. Con ello no nos referimos a vanagloriar el aspecto físico, sino cuidar de nuestro cuerpo tomando una dieta sana y rica, haciendo deporte, no consumir tabaco ni tampoco abusar del alcohol y evitar, en esencia, cualquier factor que perjudique a nuestro organismo.

3. Controlar la respiración

Los ejercicios de respiración son un clásico en la práctica psicológica. Controlar la forma cómo respiramos nos ayuda a relajarnos y mantener controlada la ansiedad.

4. Yoga y meditación 

Estas técnicas consisten en prestar atención en cada parte del cuerpo, siendo consciente de sus sensaciones, posición, postura, temperatura y demás aspectos asociados. Existen muchos recursos en los que enseñan estas prácticas de forma profunda.

5. Escuchar música

Cuando escuchamos música que nos gusta aumenta la producción de dopamina, el neurotransmisor asociado a la sensaciones placenteras, y se reduce la cortisona, que es la hormona del estrés. La música puede mejorar mucho nuestro estado anímico, ya sea nuestra música favorita, aunque la ambiental y New Age son bastante buenas opciones.

6. Gritar

Con gritar no se debe pensar que estamos recomendando gritarle a aquellas personas que creemos que son la causa de nuestro malestar. Esa no es la forma para arreglar los problemas que podamos tener con ellas. Haciendo eso lo que vamos a generar es más tensión y problemas relacionales, que aumentarán nuestro malestar y consecuentemente, nuestra somatización. Gritar debe hacerse hacia la nada, hacia un lugar en el que deseamos que vayan a parar nuestros problemas y desaparezcan, que nos dejen en paz.

“Es una buena idea hacer algo relajante antes de tomar una decisión importante” Paulo Coelho