El Teatro Legaria se reabre con una aventura extrema, stand up y tres calacas

Ha llegado el momento de hacer historia: reabrir el Teatro Legaria, luego del año y medio en que la pandemia de Covid obligó a México a mantener sus foros cerrados.


El Legaria, pionero del sistema de teatros del IMSS y ubicado frente la Glorieta Ignacio Allende de la colonia Pensil, en la Ciudad de México, se convertirá en una galaxia por la que viajará Mía, una niña cuyo poder es la imaginación extrema.


Esta niña es la protagonista de la obra infantil “Mía y la rosa de cristal”, con la que cada sábado y domingo a las doce del día vuelve a levantarse el telón de este teatro inaugurado hace medio siglo bajo el diseño del arquitecto Alejandro Prieto.


El productor y director, Erik Oliva, ha recibido en comodato la operación del Legaria, lo cual ha sido también una aventura porque además de “Mía y la rosa de cristal” (que se presenta sábados y domingos a las 12 del día), en octubre comenzará también una temporada de stand up con comediantes líderes en este género.


“El primer viernes del mes arrancamos con Paty Bacelys, que tendrá como abridora a Ana Julia Yeyé. A partir de ahí, cada viernes tendremos un espectáculo de stand up a las ocho de la noche: Kike Vázquez, el Chaparro Salazar y cerramos el 29 con Freddy el Regio”, dice Oliva.


El prestigio del Teatro Legaria ha estado ligado a su condición de foro alternativo desde su inauguración el 1 de julio de 1960 ya que el tamaño de su escenario tipo italiano (14 metros de ancho por 5 metros de alto) lo hacen ideal no solo para teatro, también para espectáculos de danza, festivales y conferencias.


En esta reapertura, Erik Oliva ha planeado una cartelera para enriquecer esta historia y octubre será un mes con mucha vida para el Legaria porque a partir de la segunda semana del mes se presentará la obra “Huesitos y maracas, ahí vienen las calacas”, una dramaturgia de Aureliano Castillo y Laura Jerkov.


“La tendremos los jueves a las ocho de la noche. Es un clown clásico en la que tres personajes están en busca de la explicación de la ofrenda de Día de Muertos. Ellos, sin saber que son calacas, que pertenecen al otro mundo, empiezan a colocar una ofrenda y la explican de una manera muy divertida”.


Con estos tres proyectos, Erik Oliva echa a andar un Teatro Legaria que, en su operación, es diferente al de la época pre pandemia. “Cumplimos con todos los protocolos, sanitizamos antes de la entrada del público y sanitizamos después de que se va. Tenemos dispensadores de gel en los lugares estratégicos y algo que me gusta mucho es que nuestro sistema de boletaje te permite comprar boletos para los integrantes de una familia (tres o cuatro) y de manera automática bloquea los asientos contiguos para respetar la sana distancia”.


Pese a esta nueva normalidad, el productor está convencido de que en esencia, el teatro representa lo mismo que antes de que existiera el Covid: pasión por el espectáculo en vivo.


Y no lo dice como un cliché, sino como una experiencia que ha vivido con las funciones que ya hubo durante septiembre de la obra “Mía y la rosa de cristal”. En una de estas ocasiones, al bajar el telón, un niño se levantó del asiento y comenzó a gritar: “¡Otra vez, otra vez, otra vez!”

 

 

Si el plan sale como Erik Oliva espera (“confiamos en que no haya otra ola de coronavirus que nos obligue a reducir el foro o a cerrar”), el Legaria estrenará hacia finales de año una mega producción con una obra que ha ganado varios premios en Nueva York: “Los Pied Pipers de Woodside.