La vida y obra de Juan Rulfo

A juicio de algunos, el escritor más influyente en la historia latinoamericana que precedió al “boom”.

Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno, conocido como Juan Rulfo, es considerado uno de los escritores mexicanos más importantes de toda la historia literaria y, además, a juicio de algunos, el escritor más influyente en la historia latinoamericana que precedió al “boom”.

Juan Rulfo nació en San Gabriel, Jalisco, en mayo de 1917. Nace en una época marcada por la violencia y la intolerancia de carácter político, puesta de manifiesto posteriormente con las guerras cristeras y en la violencia motivada por las ideas revolucionarias que pululaban en todo el país. 

Fue en ese entorno, de acuerdo a lo que se cuenta en sitios como www.biografiacortade.com/juan-rulfo/, donde Juan Rulfo quedó huérfano a la edad de 7 años. Por lo que desde pequeño tuvo que cultivar una personalidad solitaria, enigmática y callada, donde las dificultades no tardarían en llegar.

Primeros años y vocación literaria

Tras la situación complicada que la vida le puso enfrente, Juan Rulfo fue internado en un orfanato de la ciudad de Guadalajara, donde estuvo tres años, a partir de 1930.

Tres años más tarde, tras un fallido intento por estudiar en la Universidad de Guadalajara, decidió asistir como oyente a una escuela de artes en la Ciudad de México, marcando este hecho el inicio de su posterior carrera en el mundo de las letras y de la fotografía.

Ya en 1934 era el colaborador más importante de la revista América, donde publicaba sus primeros cuentos y, tras una asignación como agente viajero por parte de la Secretaría de Gobernación de la Ciudad de México, comenzó a publicar las historias y cuentos que iba produciendo en cada uno de los rincones rurales que le tocó conocer por toda la geografía mexicana, siendo estos viajes y este conocimiento de los modos de vida rurales, los que marcaron profundamente su obra posterior.

El llano en llamas y Pedro Páramo

Analizar la vida y la obra de Juan Rulfo es adentrarse en una carrera literaria marcada únicamente por dos libros, que durante mucho tiempo fueron sus dos únicas obras publicadas, pero que bastaron para considerarlo el escritor más importante de toda la historia literaria mexicana.

En 1953 publicó El Llano en Llamas, una recopilación de 17 cuentos breves que, a juicio de críticos y de otros escritores de cuentos, como Jorge Luis Borges, Gabriel García Márquez y Julio Cortázar, suponían un antes y un después en el género del cuento, y hoy son consideradas obras maestras de la literatura hispanoamericana.

La innovación en la creación de los personajes, la aparente inexistencia de acciones físicas o de movimiento durante cada una de las narraciones, centrándose casi siempre en el aura del pensamiento, con un fuerte apego por las costumbres rurales, los modos de vida en los pueblos que fue recorriendo, y en una relación de hombre y naturaleza envidiables, dieron a esta recopilación de cuentos el reconocimiento debido entre la crítica y desde el primer momento le valieron reconocimientos por todos lados.

Tal vez el reconocimiento más importante sería brindado por parte del Centro Mexicano de Escritores, que le otorgó dos becas para que se dedicara a la producción literaria, tras lo cual pudo dejar un duro empleo en una fábrica. Y dos años después, en 1955, publicaría Pedro Páramo, su obra maestra y para muchos expertos -entre los que figuran el propio García Márquez-, la novela fundacional del género del realismo mágico.

La publicación de Pedro Páramo, marca un antes y un después en la vida de Juan Rulfo, porque inmediatamente tras su publicación, la obra adquiere la etiqueta de imprescindible y maestra, por lo renovado de sus características -abandonando la frecuente inclinación hasta ese momento por la literatura revolucionaria-, por la construcción sólida de sus personajes -enigmáticas, hasta cierto punto, como en un intento autobiográfico-, la forma en la que trata los pensamientos, los deseos, las relaciones, la figura paternal, la nostalgia y la muerte, marcando con su existencia un punto “de antes y después”, en la forma en que la literatura mexicana y latinoamericana fue concebida a posteriori.

Miembro de la generación del 52, profundamente admirado por Borges, García Márquez y Carlos Fuentes, Juan Rulfo obtuvo en 1986 el Premio Príncipe de Asturias a su trayectoria literaria, y un año después falleció en la capital mexicana, a causa de un cáncer de pulmón que le afectaba desde hacía más de 10 años. Su obra, aunque breve, representa el germen fundacional del boom latinoamericano, sus guiones adaptados por otros autores forman parte de la era inicial del cine mexicano, y su Pedro Páramo representa la piedra fundacional de un realismo mágico que, gracias a Cien años de soledad, obtendría un Nobel de Literatura posteriormente.