El papa Francisco abre la Puerta Santa de San Pedro y da inicio al Jubileo

En un sermón centrado en la virtud de la esperanza, que también es el tema del Año Santo, el pontífice dijo que la esperanza es una llamada a no demorarnos, a no ser retenidos por nuestros viejos hábitos, o a regodearnos en la mediocridad o la pereza.

El papa Francisco expresó su deseo de que el Jubileo, inaugurado este martes con la apertura de la Puerta Santa, sea una fuente de esperanza para los países agobiados por deudas y devastados por guerras, durante su homilía en la Misa del Gallo celebrada en la basílica de San Pedro.

"En esta noche, la puerta de la esperanza se ha abierto de par en par al mundo. Dios dice a cada uno: ¡también hay esperanza para ti!", proclamó el pontífice, destacando que "Dios perdona siempre y lo perdona todo".

Antes de la misa, Francisco abrió la Puerta Santa, un gesto reservado al Jubileo, que marcará el paso de cerca de 32 millones de peregrinos esperados durante este 'Año Santo' para obtener la indulgencia plenaria. A diferencia de la tradición, el papa golpeó la puerta con el puño antes de atravesarla en silla de ruedas, debido a sus problemas de movilidad.

La ceremonia contó con la presencia de unos 20.000 fieles en la plaza de San Pedro y 6.000 más en el interior de la basílica, bajo estrictas medidas de seguridad.

En su mensaje, el pontífice pidió que este Jubileo sea un tiempo de esperanza "para nuestra madre tierra, desfigurada por la lógica del beneficio; para los países más pobres, aplastados por deudas injustas, y para quienes sufren viejas y nuevas formas de esclavitud".

Francisco instó a los fieles a "llevar esperanza allí donde se ha perdido: en vidas heridas, sueños rotos, fracasos, soledades y sufrimientos". Denunció las guerras, las injusticias y el sufrimiento de los más vulnerables, especialmente de niños y pobres, y apeló a la acción: "Este Jubileo nos exige indignarnos ante lo que está mal y tener el coraje de cambiarlo".

El papa continuará este miércoles los actos navideños con su tradicional mensaje y bendición 'Urbi et Orbi' desde la logia central de la basílica.