Mil días de una guerra criminal contra Ucrania
Coincidiendo con los mil días de iniciada la guerra de agresión rusa contra Ucrania, el Frente Hemisférico por la Libertad presentó un conmovedor documental de cuatro minutos (https://youtu.be/H2KanReiCDw) que muestra los acontecimientos más relevantes de esta guerra criminal.
El 24 de febrero de 2022, Vladimir Putin calculaba que su agresión armada iba a tomar solamente unas cuatro horas, el tiempo justo en que sus columnas de tanques de guerra entrarían a territorio ucraniano y el gobierno de ese país abandonaría la capital Kiev. Sin embargo, ni Putin ni el ministro de Defensa Serguéi Shoigú contaron con la resistencia del gobierno y pueblo ucraniano.
Luego de fracasar los primeros esfuerzos para frenar la agresión militar, EEUU y Europa comenzaron a aplicar sanciones económicas y financieras con la esperanza de disuadir a Rusia. Putin respondió aumentando el número de sus tropas. La intensidad de la agresión rusa motivó que EEUU aumentara la calidad y efectividad de los equipos militares y misiles que estaba enviando a Ucrania. Europa también aumentó la calidad y precisión del armamento que enviaba.
En una escalada, el régimen de Bielorrusia ofreció su territorio para que las tropas de Putin atacaran a Ucrania desde el norte, pero la famosa columna de tanques de guerra y equipos blindados rusos "quedó en el camino" a Kiev. En el verano de 2022, Irán se involucró directamente enviando a Rusia sus drones kamikazes "Shared". Los drones pasaron a ser el medio para atacar con bombas las ciudades ucranianas y la población civil.
El régimen comunista de Cuba también se sumó a la guerra de agresión rusa. Fuentes militares de Ucrania calculan que unos 5.000 mercenarios y tropas especiales del régimen cubano participan codo a codo con los soldados rusos.
En octubre pasado, Corea del Norte también se involucró. El dictador coreano envió a miles de soldados a los frentes de batalla, demostrando, como destaca el documental, que "las dictaduras se unen contra las democracias".
Rusia no cesa en sus ataques a las ciudades civiles destruyendo edificios multifamiliares, mercados y estaciones de ferrocarril. Hasta hospitales de niños han sido blanco de las bombas rusas.
Recientemente, la capital Kiev fue atacada con misiles intercontinentales, en lo que representa una escalada peligrosa de la agresión militar rusa. La impotencia manifiesta de Vladimir Putin lo va desesperando y continúa recurriendo a armamentos cada vez más sofisticados y a buscar la colaboración de regímenes dispuestos a apoyar su peligrosa estrategia, que ahora parece dirigirse a amenazar o incluso agredir a Estados Unidos.
Esta nueva fase ya ha visto la llegada de barcos de guerra de Rusia a Cuba y Venezuela, controladas por regímenes que odian a Estados Unidos. Y más grave aún, el diputado ruso Alexei Zhuravlev acaba de presentar ante la Duma (poder legislativo) la propuesta de que Rusia instale misiles que podrían ser usados contra Estados Unidos.