¿Desde los 20 o a los 40?, ¿a qué edad debo empezar a invertir?
De acuerdo con cifras del Statista Research Department y registros de Zippia.com, el promedio de edad de un inversionista se encuentra entre los 44 y 46 años de edad, sin importar raza, género y región, así como el tipo de portafolio. Básicamente, se trata de una estrategia financiera popular entre la generación X; sin embargo, poco a poco, se suman generaciones más jóvenes como millennials e incluso la conocida la generación Z, quienes ven en esta posibilidad una ventana para alcanzar la libertad financiera y aumentar el patrimonio.
Entre los nuevos inversionistas, las dudas son comunes, pero una de las más recurrentes se relaciona con la edad y si bien no hay una respuesta única para todos, existen algunas consideraciones importantes que deben tenerse en cuenta al tomar esta decisión.
Alberto Martínez, CEO de DIAM, empresa de desarrollo e inversión inmobiliaria que busca entregar a las personas el poder de construir su futuro una inversión a la vez, explica que “cuando se trata de invertir, el tiempo es uno de los recursos más valiosos. Cuanto antes se comience, más tiempo tendrán los activos para crecer y beneficiarse de un interés compuesto y, con ello, generar todavía más ganancias sobre las ya obtenidas. Eso conduce a un crecimiento exponencial con el paso de los días, meses y años”.
No obstante, añade que aunque ese es un escenario ideal, esto no aleja a las personas mayores de 40 de las inversiones. “Al contrario, invertir a los 40 o 50 años también tiene ventajas, una de ellas es que estas personas suelen tener montos iniciales mayores, incluso conocimientos financieros más avanzados que les permiten tomar mejores decisiones, además a esta edad algunos compromisos como el cuidado de los hijos o colegiaturas ya no están de modo que tienen más flexibilidad para gestionar sus ingresos”, apunta.
El riesgo y la tolerancia al riesgo
La tolerancia al riesgo es otro factor crucial a considerar antes de comenzar a invertir. Generalmente, los jóvenes tienen una mayor capacidad para asumir peligros, sobre todo porque pueden ver un horizonte de inversión a un muy largo plazo. En la juventud hay más disposición a soportar cierta volatilidad con miras a obtener mayores retornos.
“Pero a pesar de que se puedan asumir riesgos, antes de invertir, es esencial establecer objetivos financieros claros. Y para ello no importa a qué edad se hace. Cada meta tiene un cumplimiento diferente. Si el objetivo es a largo plazo—como la jubilación—, hay más tiempo para recuperarse de posibles caídas en el mercado y beneficiarse de tendencias alcistas posteriores”, refiere Martínez.
DE acuerdo con DIAM, más allá de la edad, existen elementos importantes que se deben considerar antes de iniciar cualquier tipo de inversión, estos son:
Objetivo de la inversión
Riesgo y rentabilidad
Liquidez
Plan de inversión
Educación financiera
Apoyo de expertos
“Para cualquier tipo de inversión, es fundamental tener una base sólida de conocimientos financieros. Hay que asegurarse de que se comprenden los conceptos básicos, diferentes tipos de activos y los riesgos asociados. Además, vale la pena que, al empezar este tipo de camino enfocado a la generación de riqueza, se debe perseguir una educación continua sobre estrategias y sobre los cambios en los mercados”, agrega Martínez.
Por último, apunta que la diversificación es clave para reducir el riesgo en una cartera de inversiones. Se distribuye el riesgo entre diferentes activos, tipos e industrias. Por ello, recomienda invertir en una combinación de acciones, bonos y, particularmente, en bienes raíces. Sin importar el plan a seguir es fundamental buscar el asesoramiento de un profesional financiero para delinear un programa acorde con objetivos y tolerancia al riesgo de cada persona, sin importar su edad.