Si te toca, no te quites
Las crónicas de Diana Sánchez , rescatista de corazón, auto empleada porque la vida así lo quiso.

Guadalajara, Jalisco.- Diana Sánchez (26 años) vive en la perla tapatía, se desempeña dentro de varios rubros como: mister y shopper (cliente misterioso), da clases de manejo y finanzas personales, así como chofer privado.
Su amor por los animales la llevaron a ofrecer servicios de traslado a mascotas y sus dueños, sus consentidos: los perros.

Dentro de plataformas de taxi como Uber, los conductores están obligados a dar servicio a animales bajo ciertas normas, aunque muchas veces estos se niegan. Situación que despertó el interés de Diana y sus ganas de crecer en esta área, pues comenta que:"hay gente que ensucia más los coches que los perritos".

Su buen servicio y disposición la llevaron a ganar muchos clientes gracias a recomendaciones de los mismos, así como sumar otras funciones como: traslados a veterinarias, en los que muchas veces es un viaje redondo, en el que espera al perrito en cuestión hasta que termina su procedimiento. Además transporta a perritos rescatados a casas puente, veterinarias o con sus nuevas familias.

Su primer rescate fue hace 10 años, su impulso y corazonada fueron los que la orillaron a rescatar a un perro de la calle, mientras salía con sus amigos, sin conocimiento de que protocolo seguir, por ser su primera vez, entregó al nuevo integrante de una familia, la cual aún le envían fotos de su nueva vida con hogar y fuera de las calles.

En agosto de este año inició su proyecto: Petit House GDL, para salvarle la vida a un perro a la vez.


Gracias a ser un programa sin fines de lucro, se mantienen de la ayuda de las personas en redes sociales y sus donaciones. De agosto a la fecha llevan tres rescates con protocolo y contratos firmados (aproximadamente un perrito por mes), su meta es llegar a los 12 perros por año.
Justicia para Justina:
La historia de Justina es un evento que aún le cuesta digerir a Diana, ya que aún le duele todo lo que pasó.
Justina, perrita que se encontró en periférico nuevo, en medio de la nada, mientras deambulaba por el callejón , tardó 15 minutos en darle su confianza y acercarse a la rescatista. Al tomarla y subirla a su auto se dio cuenta que estaba lastimada, la llevó al veterinario, donde fue diagnosticada con "TVT" (tumor venéreo transferible en perros). Padecimiento curable con terapia, solo que había un problema, un evento desafortunado en el que la vida parecía jugarle una mala pasada a Justina.
La empresa que fabricaba la quimioterapia dejó de producirla tres meses atrás, a pesar del "TVT", su único problema, según Diana era la enfermedad, pues era una perrita llena de vida. Después de buscar el Crivosin en 5 almacenes farmacéuticos y en todas las veterinarias sin tener suerte, se dieron cuenta que había un gran número de casos que se habían quedado a la mitad del tratamiento por la pausa en su fabricación.
Sin más opciones para Justina, la única salida para su bienestar fue dormirla, motivo por el cual Diana se siente aún triste por lo ocurrido, pues aunque intentara salvarla por todos los medios, la justicia para Justina no ocurrió.

A pesar de lo difícil que ha sido para Diana el enfrentarse a casos complicados donde más de una vez termina con el corazón roto, asegura que es cierto el dicho que existe en el ámbito de los rescatistas: "si te toca, no te quites". Éntrale aunque sea con miedo pero ayuda, siempre se puede un poquito más, ya que sentirte útil para alguien que no te está pidiendo nada es maravilloso.

