Arrivederci Plan B

El próximo año para estas fechas ya tendremos las elecciones presidenciales, junto con gubernaturas, alcaldías, senadurías y diputaciones locales y federales, pero todavía no estaba cien por ciento asegurado con qué reglas del juego se iban a llevar tanto las campañas como las elecciones en general. 

Recordemos hace ya unos meses habían aprobado lo que se llamó como Plan B, una reforma que en pocas palabras debilitaba al INE y podía dar pie a varios delitos electorales, pero como todo lo que lleva algo en contra de la Constitución, de los derechos humanos o que no se aprobó de la manera correcta, la Suprema Corte de Justicia de la Nación sería la de la última palabra. Y la Corte ya dijo que no, que adiós plan B así que para las elecciones del 2024 se seguirán utilizando las mismas reglas que en el 2018. 

Justo antes de que la Corte sesionara si era válido o no el Plan B, varios grupos de la sociedad civil organizada entregaron 360 mil firmas a la Suprema Corte para hacerle saber el rechazo de la ciudadanía a esta reforma, de las cuales sólo de Mexicali fueron más de 50 mil. Me consta y fui testigo de cómo un grupo de cachanillas de diferentes grupos todos los días salieron a las calles a juntar a firmas, convencidos de que nuestra voz sí importa, nuestros derechos los tenemos que hacer respetar y que por más que algunos políticos se crean invencibles, el poder de lo que las personas podemos lograr cuando nos organizamos siempre será más grande. 

No faltó el indignado por la decisión de la Suprema Corte, principalmente en redes sociales por parte de varios servidores públicos del partido en el poder, pero lo que causa ya no se si molestia o risa es que no fuera al revés porque hubieran hecho exactamente lo mismo que las personas hicimos, levantarnos para exigir que nuestra democracia y nuestros derechos se respeten.

Se creen demasiado importantes como para pensar que nuestra molestia es enojo personal hacia un partido, grupo o personajes, cuando lo único que buscamos, sea el partido que sea el que esté en el poder es que las cosas las hagan, y las hagan bien, pensando por el bienestar de todas las personas, y no de sólo unos cuántos.

Ahora, ¿es necesaria una reforma electoral? Claro que sí, eso no se los debato, pero ojo, una que fortalezca las instituciones y le dé más poder a las personas, no que fortalezca a quien en ese momento esté sentado en la silla. 



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