Contratos inteligentes o digitales

Sociedad y derecho

Por: Juan Bautista Lizarraga | 11/13/2019

De acuerdo a los expertos en tecnología, Don Tapscott y Alex Tapscott, en su libro “Blockchain Revolution: How the Technology Behind Bitcoin Is Changing Money, Business, and the World”, el contrato digital o inteligente (smart contract), es: “un programa informático que facilita, asegura, hace cumplir y ejecuta acuerdos registrados entre dos o más partes”.

Los contratos inteligentes tienen como característica principal que son capaces de ejecutarse y hacerse cumplir por sí mismo, de manera autónoma y automática, sin la intervención humana en el proceso, gracias a su código de programación, el cual puede definir las reglas y las consecuencias estrictas del mismo, para adoptar las medidas que se requieran como consecuencia de ello.

Funcionan en un formato de “cadena de bloques”, en el cual, los contratos son convertidos a código de computadoras, almacenados y replicados en el sistema, y supervisados por la red de computo que ejecutan el programa.

Los contratos inteligentes son lo que en informática se llama: archivos de órdenes, de procesamiento por lotes, guion o script, repetibles y autónomos, que se ejecutan en la cadena de bloques y representan promesas unilaterales de proporcionar una tarea informática determinada.

Se almacenan en una dirección específica en la cadena de bloques, la cual se determina cuando los contratos son compilados y enviados a esta.

Cuando se produce un evento contemplado en el contrato, este en automático, envía una orden a esa dirección y la máquina virtual distribuida, ejecuta los códigos de operación del script (o cláusulas) utilizando los datos enviados con dicha orden.

Sus usos pueden ser desde una compra por internet hasta una de mayor complejidad, como el otorgamiento de garantías de préstamos.

En este ejemplo, en el evento de que el deudor no efectúe un pago en el tiempo preestablecido, el contrato digital, en automático, podría revocar las claves digitales que le dan acceso a las garantías. También resultarían de gran utilidad en cuanto a herencias y donaciones, pudiendo establecer en ellos la asignación de activos tras el fallecimiento del de cujus o del donante. Una vez verificada la condición de la activación (en este caso el fallecimiento), el contrato entraría en vigor y los activos se repartirían conforme lo establece el mismo programa.

Debido a que se encuentran encriptados, resultan muy seguros, además de ser más económicos, por no requerir intermediarios, más rápidos y sin los posibles conflictos legales que usualmente surgen en los convenios tradicionales.

Actualmente los contratos inteligentes ya están siendo utilizados por algunas instituciones bancarias y gobiernos, pero sin duda, en un futuro muy cercano, su uso se hará popular entre los particulares, representando una herramienta revolucionaria en la manera en que se formalizan los actos jurídicos, sobre todo en nuestro país, que sigue siendo un tanto conservador en ese aspecto.

Como siempre un placer saludarlo, esperando que estas pocas letras hayan sido de su agrado y sobre todo de interés ¡Hasta la próxima!



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