Discurso de odio
En prácticamente todas las culturas del mundo (México no es la excepción), siempre han existido “discursos de odio” en contra de determinados grupos de personas.
Los “discursos de odio” son una clase de discriminación, que se caracterizan, entre otras cosas, por promover la violencia en contra de personas o grupos determinados, por razones como la religión, origen étnico, condición social, condición económica y hasta grado educativo.
La idea de que algunas personas valen menos que otras, basándose en prejuicios, que tienen que ver con la raza, el sexo, la discapacidad o ideologías religiosas, ha existido y se han dado en prácticamente todas las culturas del mundo.
Estos “discursos de odio”, inciden directamente en perjuicio de las víctimas que los padecen, puesto que, por una parte, difunden la idea de que tienen menos derechos que los demás, justificando dicho trato hostil por ser diferentes.
El “discurso de odio” es contrario a los valores fundamentales en que se asientan los derechos humanos y la democracia constitucional, como la igualdad y la dignidad.
El artículo 1º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y el 24 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, reconocen el derecho a la igualdad y prohíben la discriminación. Por su parte, los artículos 13 de esa Convención y 20 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, prohíben toda apología del odio nacional, racial o religioso que incite a la violencia o a la discriminación.
La Ley para Prevenir y Eliminar la Discriminación del Distrito Federal (hoy Ciudad de México), prohíbe cualquier forma de discriminación como, entre otras, las conductas que “inciten a la exclusión, persecución, odio, violencia, rechazo o difamación de personas o grupos”.
En este sentido, las normas legales y convencionales citadas fundamentan que, el discurso discriminatorio, y especialmente el de odio, es contrario a los valores fundamentales en que se asientan los derechos humamos y la democracia constitucional, como lo son la igualdad y la dignidad.
Nuestro país está viviendo un episodio inédito en cuanto a que, por primera vez, el “discurso de odio” que se ha generado en el país por el grupo político que está en el poder, no se encuentra dirigido a grupos históricamente discriminados o vulnerables, sino por el contrario, está direccionado a aquellas personas que, ya sea por esfuerzo propio o no, gozan de una buena situación económica y de un nivel educativo de nivel profesional.
De acuerdo al referido “discurso de odio”, para decirlo en términos generales, “el rico es malvado y la pobreza se santifica”, por lo que todo lo que diga y haga el primero, es indebido, malo o corrupto.
Sin embargo, el que los papeles de los protagonistas del “discurso de odio” se hayan invertido, ello no le resta su carácter difamatorio y hostil, ni que su consecuencia sea la de propagar prejuicios y estereotipos que van en contra de los derechos fundamentales protegidos por la Constitución Federal y los Tratados Internacionales en los que México es parte.
La respuesta del sistema jurídico ante esos discursos, sin importar de quien provengan, debe ser clara, contundente y determinante, condenándola y fincando responsabilidades a los culpables.
Ya que, aún y cuando la libertad de expresión, como derecho a expresar, buscar, recibir, transmitir y difundir libremente ideas, informaciones y opiniones, se encuentra vinculada estrechamente con la autonomía personal, también tiene una especial conexión con la realización de diversos bienes colectivos cuando es expresada por un funcionario público de alto nivel.
En este sentido, el “discurso de odio” resulta en un acto de violencia condenado por la ley, por lo que las víctimas no tienen la obligación jurídica de tolerarlo y, válidamente pueden ponerle remedio, mediante los medios legales de defensa que estén a su disposición, para de esa manera, preservar su propia dignidad y sentido de la igualdad.
Como siempre un placer saludarlo, esperando que estas pocas letras hayan sido de su agrado y sobre todo de utilidad ¡Hasta la próxima!