En defensa del liberalismo político
Lo de la Toja fue el primer esfuerzo de un grupo de empresarios apoyados por Alberto Núñez Feijoó, presidente de Galicia, y miembro del PP por colocar una primera piedra de deliberación aquí en esta isla cerca de El Grove; a casi 82 kilómetros de distancia del aeropuerto más cercano en Santiago de Compostela.
El verde enclave, ubicado en Pontevedra, al que se pretende convertir en el Davos en español, ofreció el marco de seguridad e intimidad deseado para reunir a tantos personajes poderosos. Aunque arribar al sitio es bastante incómodo, fundamentalmente por su lejanía de los aeropuertos, sin tanto paseante merodeando la isla de la Toja da la impresión de ser un pueblo fantasma costero.
En su conversación “tres miradas sobre España” el ex mandatario Rajoy resumió en cuatro someros puntos las críticas que los nacionalistas enarbolan con sus discursos de la patria primero: 1) El rechazo al inmigrante visto como un malestar; 2) el rechazo al libre comercio visto como una amenaza a los productores nacionales; 3) el rechazo al multilateralismo interpretado éste como una injerencia; 4) la consolidación de posturas como el Brexit en defensa de lo local primero y siempre.
¿Han surgido por qué si? Desde el punto de vista de Rajoy y González son todos consecuencias de la larga crisis financiera y económica de 2008 combinada con la fase de tránsito que la sociedad experimenta con la Cuarta Revolución Industrial. Hay miedo… hay temor.
Hay malestar ciudadano porque ha incrementado la desigualdad. La parte más visible en la política es que persiste una crisis de representación popular, una que ha atorado a varios países -tras una justa electoral- impedidos por formar gobiernos duraderos, de mayorías y estables. España es uno de ellos.
En voz del ex presidente González hace falta ya un gobierno en el país ibérico que acabe con esta incertidumbre, que dote de estabilidad a España para los próximos cuatro años; y romper una etapa en la que se ha pasado a un pluripartidismo y luego a un bloquismo.
González que se manifestó contrario a abrir el melón de una reforma a la Constitución pidió más bien que se cumpla y se respeta en todos los casos máxime ante el desafío independentista de Cataluña.
A COLACIÓN
Nacido en Sevilla e icono de la izquierda de España y de Iberoamérica, el también abogado no oculta su mínima simpatía por el actual presidente en funciones Pedro Sánchez, compañero militante del PSOE.
Muy escasamente le ha apoyado en público y casi siempre dirige sus comentarios con dobles interpretaciones cuando se le pide una opinión acerca de Sánchez.
“Olvidémonos del sentimiento trágico de la vida tan tradicional en España, porque tan diferentes no somos. Yo pediría un gobierno estable, aunque eso signifique coaliciones incómodas; en la situación actual, los dos, comparados con algunos, como mínimo somos Churchill”, aseveró buscando la mirada cómplice del ex mandatario Rajoy.
La percepción que ambos políticos han dado es ese sentimiento de sentirse tan lejos de las presiones y resistencias cotidianas a las que se enfrentaron durante los años que les tocó gobernar. A González, su mandato duró de 1982 a 1996, y el de Rajoy fue corto y conflictivo lleno de escollos desde 2011 hasta la moción de censura de 2018 sin obviar que tuvo un período como presidente en funciones.
También cansado de la situación de parálisis política actual en el país ibérico, Rajoy se mostró partidario porque el PSOE y el PP logren una gran coalición para facilitar el desbloqueo político si éste persiste tras las nuevas elecciones generales. Rajoy pensando en la forma alemana y González en la fórmula portuguesa.
“Tras los comicios de 2015, consciente de que no había conseguido una mayoría suficiente para gobernar, al día siguiente convoqué al Comité Ejecutivo de mi partido para proponer una gran coalición con el PSOE; y así romper una tradición absurda porque ya era un modelo conocido en Europa”, rememoró el ex líder del PP.
Y luego continuó: “Después de las elecciones de 2016, conseguí que Ciudadanos me respaldara y sacamos dos presupuestos generales del Estado, pero no se puede formar un gobierno si no tienes mayoría, no es posible gobernar con un pacto para cuatro años con 120 0 130 diputados”.
La charla distendida fue moderada por Miriam González quien en determinado momento les lanzó una jiribilla al preguntarles si hubieran sido capaces de negociar entre ellos una gran coalición… González respondió: “¿Una gran coalición? Él sí, yo no”. Desatando las risotadas del auditorio presente con Rajoy sonrojado revirando: “Has acertado”.
Directora de Conexión Hispanoamérica, economista experta en periodismo económico y escritora de temas internacionales