Franco no ha muerto

Por la espiral

Día histórico para la democracia española: la exhumación del féretro con el cadáver momificado del dictador Francisco Franco Bahamonde, tras un largo periplo para sacar sus restos del Valle de los Caídos; al fin retirarlos de esa impoluta e impresionante basílica que albergaba sus restos junto con los de José Antonio Primo de Rivera y  los huesos revueltos de 33 mil 847 personas según los registros asentados en dicho monumento civil.

            Ha sido posible gracias a la Ley de Memoria Histórica votada y aprobada durante el gobierno del presidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero;  una ley que intenta cerrar viejas heridas históricas, heridas sangrantes todavía en la plenitud del siglo XXI.

            Darle además dignidad a los vencidos, dotarle a la democracia de categoría para recordar que ninguna dictadura, sea de izquierda o de derecha, merece ser vivida. La libertad es el principio más fundamental del ser humano y la paz el ingrediente para el progreso.

            La Ley de Memoria Histórica ha permitido, repito, tras un largo andar desde 2007 y desde la creación de la comisión especial en el Valle de los Caídos en 2011 que finalmente doce años después, el 24 de octubre, fuese exhumado Franco porque ninguna democracia puede permitir que se honre a un dictador.

            Ayer, la jornada en España fue larga y más en tiempos electorales en vísperas de una nueva cita en las urnas el próximo 10 de noviembre, el día apacible sin lluvia coadyuvó a las maniobras en este monumento a 54 kilómetros de distancia de Madrid.

            Allí llegaron 22 familiares directos del dictador Franco junto con  los operarios para remover una loza de un 1 mil 500 kilogramos y ante la ministra de Justicia Dolores Delgado como notaria mayor del reino; hubo hasta trajes especiales para sacar el féretro de la loza por aquello de los gérmenes.

            El dictador que gobernó a España durante 39 años no ha terminado de irse del todo en un país cuya democracia de cuatro décadas intenta madurar y progresar en momentos difíciles con una coyuntura en la que el modelo lejos del bipartidismo no funciona porque las coaliciones de gobierno hacen los pactos imposibles o bien insostenibles en el tiempo.

            No se ha ido porque está ideológicamente vivo, porque subyace en la psique de un colectivo que suspira tardofranquismo como si respirase del tabaco humeante.

La momia  de Franco salió del Valle de los Caídos para ser enterrada en el cementerio de Mingorrubio en el que reposa su viuda Carmen Polo, cerca de El Pardo cuyo  palacio fue residencia del sátrapa y su familia.

            Si en el Valle de los Caídos lograron contenerse los actos a favor del franquismo no fue posible acallarlos en Mingorrubio: cerca de 300 personas, muchos mayores es verdad pero también caras jóvenes y hasta extranjeras, vitoreaban a Franco con los cánticos de “cara al sol”, extendiendo la mano haciendo esa deleznable señal fascistoide  que los agrupa y con varias pancartas dándole las gracias y reiterando  los vivas.

A COLACIÓN

            Mingorrubio es el nuevo cementerio de descanso del cuerpo momificado del dictador, lo han logrado sacar tras 44 años enterrado en el Valle de los Caídos, si bien murió el 20 de noviembre de 1975 los fastos solemnes del entierro serían tres días después.

            Este jueves, el presidente Pedro Sánchez habló de evitar anacronismos, de hacer un tributo a las generaciones pasadas, yo como nieta de un republicano represaliado que murió en tierras mexicanas no puedo estar más de acuerdo; sin embargo, suena a quimera creer que esta historia hoy queda saldada menos con la irrupción de Vox en el contexto político nacional.

            Franco no ha muerto del todo, Vox precisamente lo resucita y lo pone más en día, en boga y en la boca de los españoles, y lo hace poniendo en la mesa del discurso los ideales más tradicionales y conservadores defendidos por la larga dictadura.

            A todo esto pienso que la ultraderecha siempre gana las partidas en momentos en que creemos que defendemos a la democracia, hay un inmenso error de cálculo electoral en el presidente Sánchez cuyos asesores se empecinaron en hacerle creer que otras elecciones generales le darían al PSOE un mayor margen de maniobra.

            Lamentablemente no será así, y no porque pesará el tema de Cataluña y su desafío independentista junto con el pulso en la calle, y dos, porque Franco también se ha colado electoralmente. Esto es como cuando se cree que se ha matado a la víbora y ésta sigue reptando.

Directora de Conexión Hispanoamérica, economista experta en periodismo económico y escritora de temas internacionales



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