Guardias del Issste extorsionan a la gente





Mi familiar es derechohabiente del ISSSTE, en el
cual, últimamente hemos sufrido de extorsión por unos guardias prepotentes e
intimidadores que trabajan allí; si es que no les dan el apartadito no lo dejan
a uno estacionar, y si ya está uno estacionado, lo quitan para dejar estacionar
al que sí les da y nos piden que estacionemos el carro más atrás, donde llaman
a la grúa, después de que ellos mismos nos piden que nos coloquemos en ese
lugar.



No prestan ninguna atención o ayuda al bajar o
subir enfermo al carro o proporcionar una silla de ruedas. Si la pedimos, dicen
que no hay y se van del área.



En fines de semana es igual al ir de visita y
estacionarse junto a la caseta que, sólo son para los privilegiados que tienen
apartaditos para sus carros y, dependiendo de cuánto es la cantidad dada, es la
cantidad de visitantes de un mismo enfermo, que pueden entrar; algunos entran
de cuatro o cinco juntos. Conmigo sólo puede uno y con horario restringido.



Sólo éstos que tienen contentos a los guardias,
pueden entrar por atrás a ver a sus enfermos, a cualquier hora y hasta quedarse  toda la noche,  o meter y sacar lo que se les antoje en
cualquier momento. Pero si uno no les llega con los refresquitos, no puede ni
ir a las horas permitidas a gusto, porque estos guardias nos  acosan de maneras insinuantes, entre ellas:
que debemos irnos pronto porque ya se va acabar el tiempo, pero a otros no les
dicen igual; todo esto siempre dirigiéndose a nosotros con trato grosero y
prepotente.



No vigilan, se la pasan echando fiesta y molestando
a las muchachas que van de visita o a las mismas señoras. Atrás por donde es la
entrada y salida en fines de semana, en la caseta, están en bola, juntos y coludidos;
algunos no llevan a la vista sus gafetes de identificación. Sólo uno que dice
que es el jefe, pero el es igual de corrupto también.



El más prepotente y grosero de todos es un guardia
moreno, bastante alto con bigotes, como en sus cuarentas, no gordo, más bien
delgado pero con un estomago prominente; el otro, es un joven moreno oscuro en
sus 18’s ó 20’s años, medio regordete, que echa el humo de cigarros en la cara e
ignora a uno cuando pregunta su nombre. Todos están en bola comiendo y
fiesteando en el interior de una caseta y, el tercero, que se dice el jefe, que
ese día no lo vi, éste sí traía gafete y decía un nombre como Hrmi Ermin, o
algo así.



No sé cuántos son en total. Sólo vi éstos que
mencioné, en una de tantas malas experiencias que hemos sufrido. Están vestidos
con uniforme gris y negro, no sé si pertenecen a alguna agencia de seguridad o
si son personal privado del mismo hospital. Les dije que iba a reportarlos, se
carcajearon: dijeron que su jefe es igual también, él es quien les enseñó cómo
debe funcionar el sistema allí. Dije entonces que iba a hablar con superiores
del hospital. Me contestó el de vientre prominente que “a todos ellos y al jefe
de ellos, en la administración del hospital se las ma--ban...!!! y que les valía
una @#$%^&*!!! si los reportaban” y se carcajearon.



Después de oír cómo se expresaban, opté mejor no
reportar nada por temor a represalias de parte de estos "guardias" a
nuestros familiares que se tratan su salud en este hospital. Por lo mismo, de
forma anónima, lo reporto a través de este medio para enterar a los superiores
de estos acontecimientos que tristemente, se dan por estos guardias agresivos,
prepotentes, majaderos y abusivos, donde la seguridad de los mismos
derechohabientes y su personal está en manos de gente que no es profesional en
dicho oficio.



En dos ocasiones junto a la caseta de vigilancia,
donde otros pueden y otros no estacionarse, la ventanilla delantera del auto de
mi cuñado estaba forzada, faltaban mis gafas para el sol, una agenda de piel
con domicilios, una chamarra que estaba dentro del carro y cien pesos en
efectivo. Esto pasa porque no están vigilando, pero fiesteando en bola. Cuando
tenemos al paciente internado nos vamos a casa preocupados, por quién está
cuidando la seguridad de nuestras familias.



Atte.: un derechohabiente




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