Habla para que yo te conozca

Perspectiva

Eso decía Sócrates y el enunciado sigue estando tan vigente como en aquella época. La expresión oral nos ha acompañado siempre, desde la prehistoria, en que los seres humanos se comunicaban únicamente a través de sonido y muchísimo después se inventaron los signos gráficos.

Actualmente aún hay comunidades en el mundo que no saben ni leer ni escribir y es a través de la oralidad como se han preservado las tradiciones.

Sin embargo, dado que el idioma español es nuestra lengua materna, damos por hecho que todos lo conocemos y lo usamos bien pero no es así. Hay quienes convierten el lenguaje en algo burdo, soez, vergonzoso y quienes lo utilizan de tal manera que parece una pintura perfecta, expresiva, llena de color. Hablar de manera burda, sólo pone en evidencia no sólo nuestra ausencia de cultura sino hasta de inteligencia.

Hablar bien no es un lujo, es una necesidad, aunque desgraciadamente las aberraciones lingüísticas están por todos lados y se han hecho tan comunes que no se detectan aunque en el otro extremo están los vigilantes de la lengua que también cometen errores en su afán por corregir.

Por ejemplo. Si usted al llegar a un lugar dice “ venía por una caja” el policía del idioma le dirá burlonamente “venía o viene” Usted podría avergonzarse de la corrección que le han hecho, sin embargo, no hay error, porque en el idioma español hablado en México, el uso de copretérito tiene una clara función de aminorar la fuerza de la orden, tiene valor de cortesía y se puede usar como si fuera tiempo presente.

Y aunque usted le parezca raro, hay verbos que tienen dos participios, el regular y el irregular y de las dos formas pueden pronunciarse. Igual es decir Imprimido o impreso, frito o freído, absorber o absorbido, corrompido y corrupto.

Y luego ese afán por plurarizar los adjetivos, cuando en muchos casos es innecesario. No se dice zapatos cafés, ni vestidos violetas, ni pantalones rosas. Se dice zapatos café, vestidos violeta, y pantalones rosa.

Hay sustantivos que pertenecen al género femenino, sin embargo en singular se usa un artículo masculino para evitar la cacofonía. Estos sustantivos son agua, alma, arte, águila, hacha, hada, El agua, el alma, el arte, la águila, el hacha, el hada, tienen permiso especial para volverse masculinos, pero en plural vuelven a su género femenino porque entonces aparece una letra s que evita la cacofonía.

Las aguas, las almas, las artes, las águilas, las hachas y las hadas.

Cultura no es sólo aquello que está en bibliotecas, museos, galerías o salas de conciertos, también es nuestro modo de hablar. Huyo despavorida cuando escucho a alguien decir “más sin embargo” o “ lo que es” o “ en base a” estas expresiones denotan poco conocimiento de las formas lingüísticas adecuadas y de la poca importancia que se tiene del idioma. Curiosamente hay una preocupación constante por la apariencia física y muy escasa en relación a nuestra principal carta de presentación, el uso correcto del idioma.

Los ejemplos que he señalado pueden parecer menores, pero no lo son, aunque hay otros usos del idioma muchísimo más graves que actualmente son moda entre la juventud, los “batos” y “ los bueyes” ya han sido rebasados y la vulgaridad del lenguaje procaz ha alcanzado grados extremos. La lengua no pertenece a las academias, ni a las gramáticas ni a los diccionarios, nos pertenece a todos por igual, y al perderla todos perdemos. La conservación del idioma español, es urgente, porque su deterioro a gran velocidad nos pone en una situación de gran riesgo.

viveleyendo.normabustamante@gmail.com



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