¿Independencia?
Hoy se celebra otro año más de la independencia de México pero, ¿En realidad somos independientes? ¿Alcanzamos en 1810 esa meta y estatus?
Esta pregunta que en apariencia se ve muy simple y sencilla de responder conlleva una gran complejidad, tan extensa que no podríamos contestarla en este limitado espacio, por lo que a lo mucho intentaremos llegar a un acercamiento general.
De inicio tenemos que delimitar el concepto de “independencia”. La Real Academia de la Lengua Española RAE, lo define como: adjetivo, '[persona o cosa] que no depende de otra', '[cosa] que no tiene conexión con otra' y '[persona] que sostiene su modo de pensar o de actuar sin admitir intervención ajena'.
Tomando como punto de partida esta definición, podríamos considerar que la independencia (de una nación) existe cuando esta no está supeditada ni depende de otra y, que por tanto, tiene total libertad de decisión sin que esté condicionada o dictada por otro Estado.
Hasta aquí podemos destacar como elemento esencial para considerar la existencia de una “independencia”: la libertad plena y absoluta.
Es decir, la independencia no admite términos medios. No puede existir la “media independencia” o “cuasi independencia”. Está solo puede nacer, vivir y sostenerse en un plano categóricamente absoluto.
Lo que significa que México para poder ser considerado como país independiente debe ser libre y soberano en sus decisiones y acciones.
Y he aquí otro concepto que necesaria e ineludiblemente va ligado al objeto esencial de la independencia nacional, “la soberanía”, la cual tiene varias acepciones y significados pero, para efectos de este breve análisis nos quedamos con el que hace el Sistema de Información Legislativa de la Secretaría de Gobernación, que al respecto expresa: “ Soberanía …Se refiere al ejercicio de la autoridad en un cierto territorio. Esta autoridad recae en el pueblo, aunque la gente no realiza un ejercicio directo de la misma sino que delega dicho poder en sus representantes. La Soberanía significa independencia, es decir, un poder con competencia total…”
De lo anterior podemos dilucidar que la independencia de una nación democrática depende de que sea soberana.
Para poder ser soberana es necesario e indispensable que las decisiones de la nación en cuestión provengan de la expresión de voluntad del pueblo.
Para conocer la genuina expresión de la voluntad del pueblo es necesario que este sea legítimamente representado por un congreso, pero además, aún más importante, que los representantes de la comuna transmitan la real voluntad de sus mandantes.
México ha pasado por varias etapas desde su formación como país, en las que se ha visto en más de una ocasión forzado a tomar las decisiones y rumbos que rigen el destino de la nación por influencias extranjeras así como por sus propios poderes y órganos, al estar inmerso su Congreso en una partidocracia en la que se disciernen los intereses de los partidos políticos y no la real, auténtica y única voluntad del pueblo, al cual ni se le consulta que es lo que desea y quiere.
La independencia que año con año celebramos en nuestro país es más un ideal valioso al que aspiramos alcanzar que una realidad, no obstante los hombres y mujeres que entregaron su vida en la consecución de este ideal es motivo suficiente para celebrarlos y honrarlos, siendo la mejor manera de hacerlo el continuar desde nuestras trincheras con la constante lucha de libertad.
¡Viva México!
Como siempre un placer saludarlo, esperando que estas pocas letras hayan sido de su agrado y, sobre todo de utilidad ¡Hasta la próxima!