Intento de desmantelar Estado laico

“He leído con cuidado la iniciativa de la senadora Luévano para reformar la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, y es francamente preocupante. Es un retroceso a la laicidad, por más que trate de disfrazarse de libertad religiosa”.

El anterior tuit es la reacción de José Ramón Cossío Díaz, ex ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), a la iniciativa de la senadora María Soledad Luévano Cantú, de Morena, que busca eliminar “el principio histórico de la separación del Estado y las iglesias”.

Respecto al tema antes mencionado, Roberto Blancarte Pimentel, sociólogo experto en religiones, expresó también su preocupación al calificar el proyecto de la legisladora zacatecana como “una verdadera barbaridad”. Aquí las palabras del investigador: “Ahora no sabemos qué va a suceder con Morena, porque Morena, en su interior, tiene muchos grupos conservadores, y el presidente no parece estar muy convencido de la laicidad y de un Estado laico”.

A través de su cuenta de Twitter, la senadora Luévano Cantú aclara que Morena y el presidente Andrés Manuel López Obrador nada tienen que ver con la regresiva iniciativa. Observe usted su tuit: “La iniciativa es mía. No la firma el grupo parlamentario de morena (sic) ni la Presidencia de la República, la firmo y la respaldo yo, la realicé con el respaldo de especialistas y con las aportaciones de decenas de asociaciones religiosas del país”.

En efecto, el presidente de México ya se pronunció sobre el tema y fue claro en su conferencia en Palacio Nacional: la laicidad del Estado no debe tocarse, pues hace siglo y medio se resolvió el asunto, dijo el primer mandatario de la nación de manera contundente e inteligente.

Aquí su declaración: “A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César. No considero que modificar este principio ayude, al contrario, ya en su momento hubo confrontación, y eso motivó hasta una invasión extranjera, entonces, no nos metamos en ese terreno, en ese campo. Todo mundo, la mayoría de los mexicanos están de acuerdo en que prevalezca el Estado laico, lo que establece la Constitución”.

Vuelvo al tuit de Luévano Cantú para señalar que, en mi opinión, no creo que hayan sido especialistas los que respaldaron a la senadora de Morena, quien se ha definido en algunas ocasiones como guadalupana. Y lo digo porque los verdaderos especialistas han salido a criticar con dureza la iniciativa que busca “el reconocimiento de derechos inherentes a la libertad religiosa”, entre ellos los que menciona una nota periodística de El Universal, publicada este 18 de diciembre: cambio al primer artículo de la Ley de Asociaciones Religiosa y Culto Público para eliminar la separación del Estado e Iglesias; se podría justificar con motivos religiosos para evadir responsabilidades civiles; podrán transmitir mensajes para su promoción y actos de culto religioso a través de cualquier tipo de medio de comunicación; no podrán poseer o administrar concesiones para la explotación de los medios; propone que se pueda justificar objeción de conciencia para abstenerse de actuar en aquello contrario a convicciones éticas; no impide la colaboración entre Iglesias y gobierno para la promoción de desarrollo social; faculta a las personas a contribuir con dinero para sostener cualquier asociación religiosa; garantiza que la formación religiosa de sus ministros tenga validez oficial ante la SEP.

Tras conocer lo que propone la iniciativa, Bernardo Barranco dijo que ésta rompe el principio de laicidad y contraviene el artículo 130 constitucional; considera el autor de “Las batallas del Estado laico: La reforma a la libertad religiosa”, que el proyecto otorga “concesiones excesivas a las iglesias y eso es un problema serio porque no es una concepción histórica programática sistémica, o sistemática, es

una reforma política, pragmática”.

Es lamentable que los legisladores de hoy, que tantas iniciativas contra la laicidad del Estado han elaborado, olviden que Benito Juárez, fundador del Estado laico en México, encabezó una lucha tenaz mediante las Leyes de Reforma, creadas para poner fin a los privilegios especiales de la Iglesia y del ejército. Nadie puede ir en contra de esa lucha y de los resultados de la misma.

Quiero señalar, por último, que coincido totalmente con López Obrador cuando afirma que los mexicanos en su gran mayoría están a favor de la prevalencia del Estado laico. Y es así porque está demostrado históricamente que este principio, y el de la separación del Estado y las iglesias, son los únicos que garantizan la autonomía de lo político frente a lo religioso, aparte de garantizar la no discriminación y la protección de los derechos de las minorías religiosas, así como de las demás minorías: ateos, agnósticos, escépticos e indiferentes.



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