La violencia
Los acontecimientos sucedidos el fin de semana en El Paso Texas son la prueba
de que la escalada de la violencia xenófoba se manifiesta ya de una manera brutal
y nos ha alcanzado. Si bien es cierto que en Estados Unidos los atentados y
balaceras son casi comunes, éste en especial ha sido dirigido en contra de
población extranjera, mexicanos especialmente, estos ataques además de la
muerte afectan directamente a la integridad psicológica y la dignidad de la
población latina.
Las acusaciones apuntan hacia el presidente Donald Trump, a su discurso público
anti extranjero, y que tiene que ver la desintegración social entre los jóvenes que
se sienten apoyados por los mensajes del presidente. En este atentado el asesino
se consideraba a sí mismo, un héroe. Mucho se dice que influye en los actos
terroristas la facilidad de comprar armas, es posible, pero aunque el arma es un
instrumento que se adquiere con facilidad, el germen del mal radica en la
mentalidad racista y xenófoba que impera no sólo en Estados Unidos, sino en todo
el mundo.
Y es que la violencia en los medios de comunicación y su influencia se ha
convertido en una de las problemáticas más estudiadas no sólo por
comunicólogos sino por amplios sectores de las ciencias sociales, políticas y
esferas gubernamentales. La violencia ha ido carcomiendo el cerebro de los
norteamericanos como el más agresivo de los virus. Asesinatos, peleas con armas
de fuego y todo tipo de escenas violentas son vistas por los niños
estadounidenses. Hay datos concretos que aseguran que un niño en ese país que
estuvo frente al televisión de dos a cuatro horas diarias, habrá visto al terminar la
primaria ocho mil asesinatos y cien mil actos de violencia. La misma industria de la
tv reconoce esa situación pero se defienden diciendo que los programas sin carga
sexual o violenta tienen poca audiencia.
En México, ya estamos transitando por ese camino al igual que en toda
Latinoamerica. El modelo norteamericano es altamente comercial y ya no nos
inmuta ni nos afecta. Agreguemos los noticieros con altos contenidos de
información violenta e incluso en las trasmisiones deportivas, la presencia de la
violencia es innegable.
Esta visión satanizadora de los medios de comunicación como incitadores a la
violencia se opone a otra visión que afirma que los medios no provocan la
violencia sino que la retratan. Se discute mucho sobre eso, pero las tendencias
apuntan que la juventud es altamente influenciable y la violencia en medios
contribuye al incremento de la criminalidad.
El problema de la violencia es muy complejo, ahora la opinión pública se inclina
hacia la prohibición de armas y la limitación o censura de programaciones
violentas. Esto no sería suficiente porque hasta en las caricaturas para niños la
violencia está presente como parte de la naturaleza y el conflicto humano.
Los conceptos de violencia y civilización se oponen entre sí y sin embargo en el
más simple análisis de la historia de la humanidad, la violencia ha desempeñado
siempre un papel normativo y organizador. Inútil negarlo, desde las cruzadas
medievales hasta el holocausto, la violencia es la que ha definido al mundo, en
nuestra existencia individual como en la vida colectiva está presente siempre
aunque nos resistimos a aceptarlo.
Recordemos a Sigmund Freud que hablaba de un instinto agresivo natural en los
seres humanos que estaba asociado el instinto de supervivencia. Sade y
Nietzsche compartían conceptos parecidos en sus visiones filosóficas. Sin
embargo, la utopía humana, es consolidar un mundo con valores morales,
jurídicos y científicos que se contrapongan a todos los instintos. Podríamos
empezar por hacer un cuestionamiento personal sobre nuestras ideas acerca de la
xenofobia y racismo que intentamos ocultar, pero que subyacen en lo más oscuro
de nuestra mente.