LABOR DIGNA DE RECONOCIMIENTO
“Honor a quien honor merece”. La frase de José Martí viene a propósito de lo que
en tiempos de pandemia está haciendo el Ejército en favor de los mexicanos, un
trabajo admirable, pero sobre todo humano, que la sociedad debe conocer y
reconocer.
Desde hace décadas, el Ejército se ha distinguido por su trabajo solidario cada vez
que tiene lugar un desastre natural. Me refiero evidentemente a terremotos,
sequías e inundaciones, fenómenos que en distintos momentos de la historia han
golpeado con fuerza desmedida a nuestro país, ocasionando daños y destrucción
de diversa magnitud.
A través de los medios informativos hemos sido testigos del gran esfuerzo que
despliega el personal militar tras el paso demoledor de un huracán o la brusca
sacudida de un terremoto. Son los militares los primeros en llegar a los sitios
siniestrados, en donde permanecen durante y después del siniestro, sin
desatender su labor militar y las acciones que de un tiempo a la fecha realizan en
materia de seguridad pública.
A partir del pasado 24 de marzo, la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA)
ha venido desempeñando un trabajo importante para hacer frente a la pandemia
de la mano del gobierno federal que encabeza Andrés Manuel López Obrador:
puso a disposición del pueblo de México sus instalaciones y personal militar,
reconvirtió sus hospitales e instalaciones sanitarias en espacios para atender a
víctimas del Covid-19, colabora en la distribución de más de 517 mil despensas en
nueve estados de la República, distribuye casi 2 mil toneladas de insumos
médicos a hospitales que atienden casos de coronavirus.
En más acciones del Ejército en la actual contingencia sanitaria, es importante
mencionar que, hasta el pasado 19 de mayo, en las instalaciones de las Fuerzas
Armadas reconvertidas en centros hospitalarios, se habían recibido a unos 300
pacientes infectados por el coronavirus, informó en la mañanera de ese día el
secretario de la Defensa Nacional, general Luis Crescencio Sandoval González.
El funcionario militar informó ese día que “hasta marzo de este año esta
infraestructura hospitalaria era atendida por 16,750 elementos de Sanidad Militar
entre médicos cirujanos (1.738), enfermeras (1.727), oficiales de sanidad (884),
tropas de sanidad (8.152), cirujanos dentistas (649), personal operativo en apoyo
a sanidad (3.600)”. Añadió Sandoval González que este universo “crecerá hasta
cerca de 24 mil elementos una vez que la SEDENA finalice la contratación de
personal de sanidad eventual para reforzar el combate del Covid-19”.
A las acciones antes mencionadas debemos añadir que los militares mexicanos
participan activamente en las encomiendas englobadas en el plan DN-IIIE, acerca
del cual la SEDENA nos proporciona la siguiente definición: “Instrumento operativo
militar que establece los lineamientos generales a los organismos del Ejército y
Fuerza Aérea Mexicanos, para realizar actividades de auxilio a la población
afectada por desastres de origen natural o humano, optimizando el empleo de los
recursos humanos y materiales para su atención oportuna, eficaz y eficiente;
apoyando además, en la preservación de sus bienes y entorno”.
El plan antes mencionado, explica la página web de la SEDENA, “se enfoca en el
fortalecimiento de las capacidades del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos para
que en la ocurrencia de un desastre se proporcione un apoyo oportuno, eficaz y
eficiente” en todas y cada una de sus tres fases: prevención, auxilio y
recuperación.
Volviendo al tema que nos ocupa y a las acciones que en el marco de la pandemia
realiza el Ejército Mexicano, no podemos dejar de mencionar que, de marzo a la
fecha, alrededor de mil soldados garantizan la seguridad en los 38 almacenes del
Instituto Mexicano del Seguro Social. Similar número de uniformados se dedica a
vigilar de manera constante el cumplimiento de las medidas sanitarias en cinco de
los principales aeropuertos del país.
A la par con esta labor, el Ejército atiende las eventualidades que se van
presentando en diversas regiones del país. Ejemplo de ello es el reciente
despliegue de militares para el combate de incendios en Aguascalientes, Baja
California, Coahuila, Sonora y Zacatecas, estados donde se aplicó hace unos días
el Plan DN-III-E en su fase de auxilio.
Por lo antes expuesto, me parece un gran acierto que López Obrador haya
decidido conmemorar el 54 aniversario del Plan DN-III de la SEDENA, “donde
también se reconocerá a personal médico de las Fuerzas Armadas que ha estado
ayudando durante la pandemia del coronavirus o COVID-19”.
Concluyo recordando que el “Plan de auxilio a la población civil”, conocido por
todos como el “Plan DN-III-E”, fue creado por mandato presidencial en 1965. En
octubre de 1966, el impacto del huracán “Inés” provocó el desbordamiento del río
Pánuco con serias afectaciones a las poblaciones de Tamaulipas y Veracruz
situadas a orillas de dicho afluente. Fue entonces cuando se puso en ejecución el
citado plan, con resultados satisfactorios, como ha ocurrido también en las demás