Legal Design Thinking y el futuro de los servicios de los abogados

El Design Thinking es una metodología que considera tan importante el análisis y el raciocinio, como la intuición para la resolución de problemas. Permite construir ideas en base a la función y a emociones.

Se trata de una recopilación de técnicas que se utilizan desde hace mucho tiempo en disciplinas como el diseño, pero que las organiza en un proceso original y con otro objetivo.

La novedad no son por tanto sus herramientas, sino su aplicación para resolver problemas complejos del mundo de los negocios.

Esta metodología ágil está centrada en las personas, es una manera innovadora de abordar problemas complejos.

Para enfrentar un desafío utilizando Design Thinking se debe tener presente que no hay una solución final, sino que es un proceso de rediseño que permite la innovación constante.

En años recientes, esta metodología empezó a aplicarse en la industria legal, surgiendo así el “Legal Desing Thinking”, cuya aplicación permite a los abogados encontrar soluciones innovadoras a los problemas de sus clientes.

Está metodología está enfocada a satisfacer de mejor manera las necesidades de los usuarios de los servicios legales, haciéndolos parte activa del proceso de creación, tendiendo como ejes principales la “Empatía” con los problemas o situaciones del cliente, de la mano de la “Colaboración” con este y la “Experimentación y Verificación Permanentes”.

El proceso de Legal Design Thinking se divide en 5 etapas:

1.- EMPATIZAR: Es la primera etapa del proceso en la que se define el arquetipo de usuario al que vamos a dirigirnos, se establecen los objetivos de investigación y, a partir de ellos, se determinan qué técnicas de recopilación de información se utilizarán. El objetivo de esta fase es identificar deseos y necesidades relevantes del cliente.

2.- DEFINIR: Segunda etapa del proceso. En ella, se organiza toda la información recopilada para identificar todas las áreas de oportunidad desde la que se pueden ofrecer soluciones relevantes para los deseos y necesidades del cliente. La técnica más habitual en esta parte del proceso es el “Clusterizado”, que consiste en primer lugar, en el volcado de la información que se ha recopilado en post its. En segundo, en la agrupación de esos post its de acuerdo a su contenido. Y, en tercero y último, en encontrar una frase que sintetice la información de cada uno de los grupos.

3.- IDEAR: Una vez establecido el reto (que puede ser también reformulado o refinado) pasamos a la parte de diseño de la solución. En esta parte del proceso, la primera fase por la que pasaremos será la de “idear”, se trata de dar el mayor número de ideas posibles que respondan al reto planteado. Es el momento del brainstorming, y de otras herramientas que nos impulsen hacia el encuentro del mayor número de ideas posibles.

4.- PROTOTIPAR: A partir de las ideas generadas se lleva a cabo una selección, y éstas pasan a prototiparse. La fase de prototipado es aquella en la que se da forma a las ideas, se tangibilizan. De esa forma, se le pueden mostrar al cliente, quien podrá darnos feedback y decir en qué medida la solución que estamos diseñando para él se ajusta a sus necesidades o deseos.

Prototipamos para fallar rápido y barato, buscando que el cliente, cuanto antes, nos indique si el camino que estamos tomando en el diseño de la solución es adecuado o no.

5.- VALIDACIÓN O TEST:  Es el momento en el que mostramos nuestro prototipo de solución al problema que estamos diseñando. La fase de validación exige preparación. El abogado tiene que establecer los objetivos, construir la guía y, por último, mostrar al cliente su solución.

En esta fase, es importante que el abogado entienda que no está vendiendo. Se trata de aprender del feedback del cliente para hacer posteriormente una nueva versión mejorada de la solución planteada.

Por supuesto, no será fácil al principio para los abogados (quienes están acostumbrados a desarrollar sus actividades de manera tradicional), implementar nuevas técnicas de realizar su trabajo, sin embargo, la gran experiencia que ha acumulado un abogado a lo largo de los años, sin duda, puede resultar en un gran catalizador que ayude a obtener increíbles resultados en pro de replantear la manera de entregar soluciones innovadoras y creativas hacia los clientes.

Los abogados no podemos ni debemos, cerrarnos a nuevas y mejores formas de hacer nuestro trabajo, finalmente todo es conocimiento y, si en algo debemos distinguirnos es por ser apasionados del aprendizaje constante.

La industria legal puede sacar mucho provecho de las herramientas de diseño que permitan hacer más comprensible su labor. Todo ello en función de los clientes quienes seguramente agradecerán que la forma sea mucho más sencilla de comprender.

La implementación del Legal Design Thinking incluye la adaptación y aprovechamiento de las nuevas tecnologías de la información como la inteligencia artificial aplicada al campo del derecho, rompiendo de esta manera paradigmas entre ambas disciplinas, generando así una nueva manera de comunicación entre clientes y abogados.

Los abogados deben obsesionarse por lograr comprender cuál es la propuesta de valor que pueden brindar a sus clientes.

Nunca es tarde para desaprender y aprender, siempre y cuando se tengan ganas de hacerlo.

Como siempre un placer saludarlo, esperando que estas pocas letras hayan sido de su agrado y, sobre todo, de utilidad ¡Hasta la próxima!



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