Marcha Siciliana en Ensenada
Debo aclarar
que este pasado domingo 8, no era el
mayor convencido de la marcha nacional convocada por el poeta Sicilia hace una
semana, mi recelo partía de la
incertidumbre de los alcances del movimiento, sin embargo no podía faltar y
dejar de convocar. Como ciudadano que ejerzo
las 24 horas del día y los 7 días de la semana, la actitud de varios camaradas: criticar la
marcha desde el sillón de casa o el restaurante favorito, se me hacía poco
solidaria. Sí habría crítica, que fuera
desde dentro de esta acción ciudadana. Llegué a la Clínica 8 del IMSS en esta
ciudad de Ensenada, en compañía de mis hijas, puntuales y desde ahí partimos con los casi
200 marchantes, que triplicaron la cifra en comparación con la marcha anterior.
Las movilizaciones que como en Ensenada, se
realizaron este domingo, en decenas de urbes mexicanas y extranjeras en el
contexto de la Marcha
por la Paz con
Justicia y Dignidad, fueron nuevamente estrictamente ciudadanas, y tuvieron
como denominador común un carácter inequívocamente crítico de la estrategia
impuesta por la actual administración, desde sus inicios, en materia de
seguridad pública y de combate a la delincuencia organizada. El mensaje enviado
por un vasto, diverso y plural segmento de la sociedad es que tal estrategia no
sólo ha fracasado en sus proclamados objetivos de contrarrestar la criminalidad
y consolidar el estado de derecho, sino que se ha traducido en un quebranto
mayor de la legalidad, en niveles sin precedente de inseguridad y en un baño de
sangre dolorosísimo, en el que han
perecido cerca de 40 mil mexicanos de todas las edades, clases sociales y
niveles socioeconómicos.
Lo estupendo de esta
marcha, como la que convocó Sicilia, era
su diversidad y su espontaneidad. Fue asombroso el variopinto perfil de los
convocantes y marchantes: el propio Javier Sicilia, el Obispo Vera, Julián
LeBarón, Alejandro Martí, María Elena Wallace; el EZLN, los hermanos Cerezo,
los de la Sexta,
los estudiantes del CEM y activistas de la UNAM; los aguerridos del SME; aquí en Ensenada,
nos convocó un grupo de poetizas peleoneras que conforman un grupo literario
“Ecos del Mar”.
Durante el recorrido pude platicar con varios amigos
activistas de viejas y nuevas causas, algunos no los veía desde hace años. Debo
decir que me dio gusto verlos a todos, pues a pesar de sus contextos y causas
distintas estaban ahí, como todos nosotros, ejerciendo ciudadanía. A cada paso
me parecían menos poderosos los argumentos de los críticos de la marcha: que si
no había propuesta, que si no serviría de nada, que solo nos gusta mentar
madres, que no tenía rumbo, etc. Estar ahí cambió mi perspectiva.
Los que no tenemos voz, tenemos años, muchos años,
marchando por la paz en distintas ocasiones y por diferentes motivos, es
mas, varias de las mantas que tengo son
las mismas de siempre. De igual manera llevo un buen rato siendo solidario con la desesperación de un montón de padres y
madres de familia de diferentes estratos sociales que han padecido alguna tragedia
de esas que todos conocemos. Y hemos
salido a las calles, y hemos escrito pancartas, y hemos gritado, y hemos
llevado veladoras. Pedir justicia se ha convertido en una patética tradición
para varios de nosotros.
La
trascendencia de esta marcha, no reside sólo en que fue una movilización
absolutamente ciudadana, organizada en forma espontánea con el concurso del
tejido social tradicional y de las redes sociales digitales, sino también en
que expresó, de manera inequívoca y contundente, el rechazo que suscitan los
conceptos y las acciones del gobierno en materia de combate a la delincuencia,
así como el hartazgo popular ante una guerra declarada a contrapelo del sentir
nacional, que ha costado demasiadas vidas y que no ha tenido ninguna
efectividad perceptible.
¿Seguirá algo después? Cuando se cumplan los plazos y acciones que el
movimiento mismo planteó, ¿Irá a cambiar
nuestro país? No necesariamente, pero es una muestra de que cada vez somos más
los ciudadanos que estamos dispuestos a cambiar radicalmente los acuerdos,
reglas y manera de como funciona México, esto es una semilla. Es también una
muestra de la sociedad a la que tendrán que convencer los políticos: más
informada, más exigente, más comprometida. Les será difícil a los políticos
convencernos porque los requisitos para que tengan trabajo se los pondremos más
altos.
Esta manifestación
ciudadana, podría ser el inicio de un
ciclo importante de movilizaciones. Esto se debe, en primer lugar, al notable
impulso a la unidad y a la determinación con la que personas y organizaciones
no gubernamentales están haciendo bien su chamba. Pesa más lo enorme de la
crisis y la presión que tienen los organismos civiles para demostrar que, a
diferencia de los partidos, nosotros sí podemos unirnos en lo esencial sin
vulnerar nuestra autonomía para pelear por causas comunes.
Dr. Alvaro de Lachica B.
Alianza Cìvica, Ensenada B.C.
andale94@yahoo.com.mx