Mejor de lejitos

Por Francisco Ruíz

Debo comenzar ofreciendo una disculpa a la Agrupación Política de Baja California (APBC), por no haber estado en condiciones de atender la invitación que me hicieron para platicar acerca del 2º Informe Presidencial; sin embargo, una neumonía me hizo sucumbir en cama por varios días. Por fortuna, estamos evolucionando favorablemente y estaremos retomando dicha ponencia a la brevedad.

Así mismo, quiero aprovechar este espacio para felicitar a mi buen amigo Román Cota Muñoz, por su reciente toma de protesta como presidente de la Red de Jóvenes x México en Baja California, quien es acompañado por la mexicalense Daniela Lara Rivera. Para ambos, mis mayores deseos de éxito. Hablando de Mexicali y justos merecimientos, quiero agradecer públicamente al doctor José Ramírez Román, quien amablemente me obsequió el libro “Orfandad. El padre y el político”, de la autoría del analista político Federico Reyes-Heroles, pronto les daré noticias respecto a una posible actividad relacionada con ello.

Luego de noticias amables, pasemos a temas más ríspidos, y es que el gobernador Jaime Bonilla sigue en medio de un “fuego cruzado” propiciado por el mismo. Primero, la agarró en contra de Zulema Adams, presidenta municipal de Tecate; luego, contra Arturo González Cruz de Tijuana, y, ahora, el exgobernador José Guadalupe Osuna Millán. Ahora sí que Bonilla da puros “palos de ciego”, una muestra clarísima de que está muy “ocupado” atendiendo sus responsabilidades oficiales.

Lo realmente grave, es que el gobernador no comprenda la magnitud del problema de seguridad en Tijuana y se incline por la confrontación; de tal suerte que, aunado a la inefectiva estrategia en esta frontera, ahora también la agarró contra el secretario Alberto Ayón, quien de plano decidió “saltarse las trancas” y reunirse con Alfonzo Durazo, secretario de Seguridad del Gobierno Federal. Sí que mostró colmillo el exmilitar.

Mientras, Jesús Ruiz Uribe, delegado único en la localidad, insiste en su aspiración para generar empatía con el electorado, sueña con ser gobernador. Sin embargo, por más que “suda la gota gorda”, sus actitudes no le favorecen; por el contrario, todo parece forzado y hiede a estrategia electorera. Como quiera que sea, de que no prende, nada más no prende.

Armando Ayala, primer edil del puerto de Ensenada, le entró al quite e interrumpió el “tercio de varas” de Arturo González en su gira estatal, y decidió hacerlo con los “terrenos volteados”, en territorio tijuanense; procurando asestar dos que tres “lances”, aunque nada más no cuajó su faena. Mejor suerte para la próxima que vista de luces.

Seguramente que Marina del Pilar Ávila permanece muy atenta al proceso interno de selección de la dirigencia nacional de MORENA, donde uno de los principales contendientes, Mario Delgado, ya se placeó por la “Ciudad que capturó al sol”. Y es que, si el coordinador de la bancada morenista en San Lázaro se “cuela a la grande”, su cercanía con Fernando Castro Trenti, colmaría de esperanza a doña Marina (que nada tiene que ver con La Malinche), en su anhelo de convertirse en la primera gobernadora.

Muy inquieto anda Pedro Ochoa Palacio, primer secretario de Cultura de Baja California, quien, como es su hábito, sigue impulsando el desarrollo artístico y cultural de nuestra entidad, una de las únicas carteras que dan resultados favorables para los bajacalifornianos, debe ser porque el gobernador no entiende de la materia, no puede lucrar políticamente con ella y, por lo tanto, ni la pela. ¡Y que bueno! Siempre es mejor de lejitos.

Post Scriptum. “El despotismo se basta a sí mismo. A su alrededor reina el vacío”, Montesquieu.

* El autor cuenta con una Maestría en Comunicación Estratégica y es doctorando en Derecho Electoral. 

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