POR LA ESPIRAL

-Ascenso de la ultraderecha en España

Dos países de Europa cerrarán 2019 inmersos en un halo de inestabilidad política producida por una crisis de representación en el caso de España y por el largo proceso de ruptura del Brexit como acontece con Reino Unido.

            Económicamente hablando, el país ibérico tiene una previsión de PIB para este año, del 2.2% según el FMI y del 1.9%, de acuerdo con la UE; mientras la economía británica ralentiza al 1.2 por ciento.

            Políticamente hablando, España enfrenta el 10 de noviembre sus cuartas elecciones generales en los últimos cuatro años mientras que, Reino Unido, va camino de sus terceras elecciones generales desde 2015.

            La nueva cita electoral en la nación española pretende destrabar el bloqueo parlamentario en el que ha caído la democracia ibérica, en medio de un desasosiego ciudadano y creciente hartazgo.

            El ciudadano de a pie sigue con sus problemas cotidianos, incrédulo ante un cúmulo de promesas electorales, una cascada de cambios prometidos que no llegan nunca porque el bloqueo político tiene a España con un gobierno en funciones.

            A las elecciones del 10 de noviembre se añade todavía más un escenario descompuesto que profundiza la imposibilidad de romper la falta de consensos para formar un gobierno de coaliciones.

            De las elecciones generales del 28 de abril pasado, el PSOE salió victorioso con 123 escaños, le siguió el PP con 66 curules, en tercera posición Ciudadanos con 57 escaños; en cuarta fila, Unidas Podemos con 42 y Vox por vez primera entrando en el Congreso con 24 curules.

            Si el voto del miedo le sirvió al PSOE en dicha campaña, esta vez el mensaje quedó neutralizado ante un electorado desinflado, muchos aseguraron que no volverían a votar, tras ver impávidos cómo los líderes de los partidos políticos se mostraron incapaces de formar gobierno dejando empantanados cientos de iniciativas de ley en el Congreso.

            Al presidente en funciones Pedro Sánchez, le han salido mal las cuentas electorales, a tal punto que si esperaba obtener un mayor respaldo en busca de lograr  la mayoría absoluta, lo que ha conseguido es darle más poder a la ultraderecha con Vox apuntándose como la tercera fuerza legislativa, según las encuestas de salida.

            El espectro político tendrá otra faz, pero no mejor que la del pasado 28 de abril: el PSOE volverá a ganar con menos escaños, el PP se reposicionará legislativamente; la ultraderecha quedará reforzada con Vox obteniendo mayores curules y entre Unidas Podemos y Ciudadanos se disputarán quedarse con la cuarta o quinta posición.

            España está imbricada a dejar atrás el acostumbrado bipartidismo y con las nuevas fórmulas político partidistas no tendrá otra opción más que  buscar un gobierno de coalición sea de izquierda o de derecha.

            No se logrará tampoco mejorar el clima de crispación, temas como el amago independentista de Cataluña, la crisis de los presos independentistas y el proceso judicial han fragmentado la capacidad de entendimiento entre las diversas fuerzas políticas. Esta vez, además, hasta el espectro del dictador Francisco Franco recientemente exhumado (24 de septiembre) del Valle de los Caídos ha calado en el ánimo de cierto elector rancio.

Si España el año pasado se ufanaba de estar libre del germen de la ultraderecha in crescendo en otras regiones de Europa, 2019 será el año de su irrupción en la política regional coadyuvando a desbancar al PSOE de su feudo tradicional en Andalucía; de su arribo al Congreso de los Diputados hasta -todo apunta- convertirse en una tercera fuerza política como sombra endemoniada de un bipartidismo famélico. Después de la exhumación del cadáver del dictador Francisco Franco, dos semanas después, Vox subió en 32 mil votos en las preferencias ciudadanas.

A COLACIÓN

            Hay un agotamiento secular en el ciudadano, esta vez ha puesto en off su televisor para ni siquiera prestarle atención al debate de los candidatos presidenciales.

            El aluvión de promesas ha dejado de calar en los españoles promedio que saben que no prosperará ninguna, si en el Legislativo no se encuentran los apoyos necesarios para sumar. España podría verse abocada a llegar a enero de 2020 sin siquiera formar gobierno otra vez.

Directora de Conexión Hispanoamérica, economista experta en periodismo económico y escritora de temas internacionales



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