Por la espiral

Venecia bajo el agua

La más reciente crisis de la bella e histórica ciudad de Venecia devorada por las aguas del Adriático, no es más que el epítome del largo proceso de ineptitud política -mezclada con corrupción- bajo el escenario del cambio climático.

            Cincuenta y tres años después de la última gran crecida del agua en la capital de la región del Véneto, la semana pasada se vivió otro preocupante episodio de inundaciones severas en prácticamente el 80% de la ciudad.

            Nadie se salvó… nada quedó indemne del metro y 87 centímetros que subió el agua en Venecia con todos los canales crecidos y la marea prácticamente anegando la majestuosa Basílica de San Marcos amenazada por una extensiva corrosión.

            En 1966, el mar alcanzó una altura del metro y 94 centímetros, y nadie hablaba del cambio climático y su irreversible tesitura con ese lado amargo desafiando a la inteligencia humana y su capacidad de supervivencia.

            Desde que fue fundada en el siglo V ha padecido la amenaza del Adriático, no son pocos los arquitectos y arqueólogos que advierten de un hundimiento actual de la ciudad que combinado con la acqua alta significa un sino sinuoso para sus habitantes.

            Recuerdo que en octubre de 2004 también el agua jugó un papel siniestro en el panorama y en Italia se abrió un amplio debate acerca de cómo salvar esta ciudad joya arquitectónica y cultural mundial.

            Las imágenes de Venecia difundidas en los medios de comunicación son preocupantes y más allá del malestar de los turistas por cómo se altera el ritmo bajo alarmas sonoras advirtiendo de una nueva marea elevada, los que más la sufren son precisamente sus moradores, los que allí habitan…y los que deben salir a trabajar bien porque son dueños de comercios o trabajan para alguien.

            Precisamente escuché la furia de un veneciano dueño de un pequeño comercio, una floristería, que a pesar de todas sus precauciones no se salvó de la devastación provocada por el agua.

            Y el empresario se quejó amargamente ante las cámaras mientras era entrevistado por una reportera italiana: “Todos en Venecia estamos furiosos no es el cambio climático el culpable de este desastre son los políticos corruptos que se han robado el dinero del proyecto Moses, encima lo han hecho fatal, han achicado la boca del puerto y ahora el agua entra con más fuerza y  más rápido”.

            Los venecianos denuncian que en las últimas décadas han  excavado en demasía el canal y lo han estrechado indebidamente agravando la situación histórica de una urbe fincada sobre de los canales.

            Además, señalan que la obra de ingeniería hidráulica con un costo superior a los 7 mil millones de euros e  iniciada en 2003, no solo no termina sino que no es funcional dado que no ha servido para parar las recurrentes inundaciones.

A COLACIÓN

            Moisés (en español) es un proyecto ideado por los ingenieros italianos que consta de un sofisticado sistema de esclusas que permitiría evitar las recurrentes inundaciones.

            La realidad es que, hasta el momento, no hay tal, se habla ahora de una nueva fecha para que funcione: 2021 y nadie sabe de su eficacia, ante la ira de los venecianos.

            La semana pasada, Giuseppe Conte, presidente del gobierno de Italia, realizó un recorrido en la zona del desastre y anunció el estado de emergencia acompañado con una serie de indemnizaciones: de 5 mil euros para las personas afectadas en sus casas y de  20 mil euros para los comerciantes que han perdido parte de su mercancía.

            No va a amainar, Moisés (nombre bíblico) no termina de funcionar y los venecianos acusan a sus políticos de corrupción e ineptitud, el cambio climático solo ha expuesto más el escenario. Venecia está atrapada en manos de gente lamentablemente obtusa y se trata de una ciudad que recibe 25 millones de turistas al año en promedio.

Directora de Conexión Hispanoamérica, economista experta en periodismo económico y escritora de temas internacionales 



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