¿Y DÓNDE ESTÁ LA ÉTICA?

Por: Armando MAYA CASTRO | 12/10/2019

En todo asunto relativo a causas o procedimientos penales en curso, los

periodistas y columnistas de los medios de comunicación deben elaborar sus

informaciones y opiniones respetando la presunción de inocencia.

En lo concerniente a la detención del Apóstol Naasón Joaquín, presidente

internacional de la Iglesia La Luz del Mundo, una inmensa cantidad de “textos

periodísticos” han violado y siguen violando el principio antes mencionado. Aun no

hay un juicio, y los medios de comunicación siguen denigrando su persona y

dando por ciertas las acusaciones, generando con ello una serie de ataques

intolerantes en contra de los fieles de esta Asociación Religiosa.

En el caso antes mencionado el derecho a réplica no se concede, y si se concede

se hace de manera precaria o limitada. Por ello insisto en que el derecho de

réplica, una de las pocas alternativas de defensa de la persona o institución

atacada por los medios de comunicación, se diluye o queda finalmente a expensas

de éstos.

En el libro "Manual de autodefensa jurídica para periodistas: Cómo conocer y

ejercer tus derechos", el periodista Patrick Urbano se ocupa en responder la

pregunta ¿qué es la presunción de inocencia y cómo evito vulnerarla? El escritor

responde a la anterior interrogante en los siguientes términos: “Podríamos resumir

la idea de la presunción de inocencia con la máxima ‘todo el mundo es inocente

hasta que se demuestre lo contrario’. Los medios de comunicación no pueden, en

ningún caso, considerar culpable a alguien relacionado con un hecho delictivo sin

que haya una sentencia judicial que así lo haga".

Cuando se produce una vulneración a la presunción de inocencia en el ámbito de

la información, la situación nos dice que estamos ante un informante incompetente

y falto de ética, un periodista que, aunque haga alarde de saber mucho de ética

periodística por haber estudiado sobre la materia en una universidad de prestigio,

lamentablemente no la aplica en el desempeño de su actividad.

Cuando informa sobre un juicio, el periodista debe ceñir su actividad informativa a

la ética periodística, sin afirmar de manera tajante la culpabilidad de una persona

investigada. Es obligación de este saber que sólo podrá hablar de culpabilidad

cuando un tribunal con arreglo a la ley declare la culpabilidad del investigado en

sentencia firme.

La deontología informativa establece que todas las personas que laboran en

medios de comunicación, sean estos periodistas o editores, tienen el deber de

informar con exactitud y observar escrupulosamente el principio de presunción de

inocencia, lo mismo en las informaciones que en las opiniones relativas a

procedimientos penales en curso.

Actualmente la presunción de inocencia es reconocida en la mayoría de los países

de América Latina por las constituciones y legislaciones procesales penales. Esto

deberían de saberlo las personas que se dedican a la delicada labor de informar a

la sociedad, si es que realmente están interesados en hacer una labor informativa

que logre satisfacer las necesidades informativas de las audiencias.

Las personas y grupos que constantemente piden que la irresponsabilidad y falta

de ética de los medios de comunicación sean sancionadas de manera ejemplar,

no se escucha regularmente. Las demandas de éstos siguen siendo una voz que

clama en el desierto, donde muy pocos oyen, por lo que se permite que males

como los excesos mediáticos sigan avanzando y dañando la reputación y buen

nombre de las personas e instituciones.

Nadie está queriendo coartar la libertad de expresión de las y los periodistas, a

quienes le corresponde informar y opinar con entera libertad, pero también con

ética, es decir con la más amplia responsabilidad, sin soslayar el contenido de los

códigos deontológicos de la empresa periodística que representan.

Insisto en lo que he dicho en otros espacios de opinión: lo importante no es que

las empresas mediáticas incorporen a sus códigos de ética valores como la

lealtad, la honestidad, la calidad, el respeto, la responsabilidad, la imparcialidad,

etcétera. Lo verdaderamente importante es respetar y aplicar dichos valores a la

hora de recopilar información y de difundirla.

Twitter: @armayacastro



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