Enfermedades neurológicas: un 16% de personas las sufren en España

Existen múltiples enfermedades neurológicas, que son aquellas que afectan al sistema nervioso central o al sistema nervioso periférico. En la mayoría de los casos son patologías que se presentan con el paso de los años, si bien algunas pueden darse en la adolescencia o en la edad adulta temprana.
Se denominan enfermedades neurológicas a una serie de patologías que afectan al sistema nervioso central (es decir, el cerebro y la médula espinal) o al sistema nervioso periférico (musculatura y nervios). Las enfermedades neurológicas más habituales y conocidas son precisamente aquellas que más frecuentemente afectan a la población, como es el caso del Alzheimer, la epilepsia, el párkinson, la esclerosis múltiple, la migraña, el ictus, o los traumatismos craneoencefálicos.
También existen otras patologías neuromusculares y degenerativas como la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), si bien es menos frecuente.
En cualquier caso, las enfermedades neurológicas pueden darse a cualquier edad, si bien afectan especialmente a las personas de mayor edad.
Estas patologías, conforme van avanzando, van impidiendo en muchos casos el pensamiento, el lenguaje, el movimiento o la memoria, afectando por tanto a las capacidades del enfermo, que en muchos casos se ven impedidos para realizar tareas cotidianas.
Tipos de enfermedades neurológicas
Tres de las enfermedades neurológicas más frecuentes en la población española son las migrañas, el Parkinson y la Esclerosis Múltiple.
La enfermedad de Parkinson
Este trastorno degenerativo del sistema nervioso central es crónico (no se puede curar, solo tratar) y progresivo (siempre va a ir empeorando conforme pase el tiempo). Se encuentra dentro de lo que se conocen como enfermedades del movimiento, ya que conforme las neuronas se van deteriorando o muriendo el enfermo comienza a sufrir temblores, pérdida de equilibrio, así como rigidez en brazos y piernas o en el tronco.
Cuando la enfermedad avanza también se pueden sufrir problemas para andar, para mantener una conversación, o realizar tareas habituales sencillas. Como ocurre en todas las dolencias, el mal de parkinson no afecta a todos los enfermos por igual y dependiendo de cada enfermo la progresión y los diferentes síntomas pueden aparecer antes o después. Es una patología que no suele afectar a personas jóvenes.
La Esclerosis Múltiple
La Esclerosis Múltiple es la enfermedad neurológica que con más frecuencia se presenta en personas jóvenes (los primeros síntomas aparecen entre los 20 y los 40 años). Es una patología degenerativa que afecta al sistema nervioso central y que va empeorando conforme se van sufriendo “brotes” o “ataques”.
Su sintomatología depende de cada paciente, por lo que al principio es complicado diagnosticarla, debido a que los síntomas aparecen de forma diferente según cada enfermo. Con frecuencia aparecen debilidad, dificultad en el movimiento, alteraciones en la visión, o alteraciones sensoriales, entre otros. Se ignoran aún las causas exactas de la aparición de esta dolencia, si bien se considera una enfermedad autoinmune. Su característica fundamental es que destruye la mielina, que es el tejido graso que salvaguarda las fibras nerviosas y que origina la transmisión de los impulsos nerviosos.
Las Migrañas
Es la más común de las enfermedades neurológicas y la que afecta a mayor número de personas de todas las edades. Se define como un dolor intenso de cabeza que se presenta en ataques que duran varias horas. Suele estar delimitado a una mitad de la cabeza, y puede llegar a ser tan fuerte que incapacita a la persona que lo sufre para realizar cualquier tarea cotidiana o habitual. Además, suele acompañarse de otras sintomatologías como son la fotofobia (sensibilidad a la luz), misofonía (sensibilidad al ruido) o las náuseas. Su causa principal es una alteración crónica del sistema nervioso.
Sufrir de migrañas afecta negativamente a la calidad de vida de los enfermos, puesto que además de incapacitar en muchos casos para trabajar, además con el paso del tiempo puede provocar que los enfermos sufran otras patologías como la ansiedad, la depresión o factores de riesgo cardiovascular.