Edulcorantes no calóricos: seguros, efectivos y aliados contra la obesidad y la diabetes
La evidencia científica internacional desmiente mitos sobre su impacto en la salud; gravar las bebidas que los contienen sería un paso contraproducente para la salud pública.

Las recientes afirmaciones realizadas sobre el impacto de los edulcorantes no calóricos que justifican gravar las bebidas con estos productos son engañosas e ignoran la evidencia científica más sólida disponible. Lejos de representar un riesgo para la salud, los edulcorantes no calóricos se encuentran entre los ingredientes alimentarios más extensamente investigados en el mundo, y su seguridad y beneficios han sido confirmados por las principales autoridades internacionales.
Evidencia rigurosa de ensayos clínicos en humanos
A diferencia del uso selectivo de datos observacionales, las revisiones sistemáticas y metaanálisis de ensayos clínicos aleatorizados (RCTs) demuestran de manera consistente que los edulcorantes no calóricos, cuando sustituyen al azúcar, reducen la ingesta total de energía y favorecen una pérdida de peso modesta de 1–2 kg (Laviada-Molina et al., 2020; Rogers & Appleton, 2021; McGlynn et al., 2022; Rios-Leyvraz & Montez, 2022; Espinosa et al., 2024; Shahinfar et al., 2024; Bellisle, 2025).
Evidencia adicional muestra beneficios en la reducción de la masa grasa y la grasa hepática (McGlynn et al., 2022), con efectos neutros en lípidos sanguíneos, control de glucosa, presión arterial y enzimas hepáticas (Greyling et al., 2020; Rios Leyvraz & Montez, 2022; Zhang et al., 2023; Movahedian et al., 2023; Golzan et al., 2023; Najafi et al., 2025; Sievenpiper et al., 2025).
Seguridad confirmada a nivel mundial
Los edulcorantes no calóricos aprobados para su uso en México y en el mundo han sido sometidos a exhaustivas evaluaciones de seguridad por parte de la Cofepris, la EFSA, la FDA en Estados Unidos y otras autoridades regulatorias. Su seguridad también ha sido reafirmada por organizaciones expertas en México y América Latina, incluyendo a la Federación Mexicana de Diabetes (2016), la Sociedad Mexicana de Nutrición y Endocrinología (2017) y la Asociación Latinoamericana de Diabetes (2018), todas las cuales apoyan su uso para la reducción calórica y el control de glucosa dentro de los niveles de Ingesta Diaria Admisible (IDA).
Desmintiendo el mito de la preferencia por lo dulce
Algunas afirmaciones erróneas sugieren que los edulcorantes no calóricos perpetúan una “preferencia por el sabor dulce”. Esto no está respaldado por la ciencia. Revisiones sistemáticas y nueva evidencia clínica (Appleton et al., 2018; Mela & Risso, 2025) demuestran que los cambios en la exposición a sabores dulces en la dieta no alteran las preferencias de sabor, las elecciones alimentarias ni la ingesta calórica. Afirmar que los edulcorantes no calóricos socavan hábitos saludables es, por lo tanto, infundado y engañoso.
Microbiota intestinal: afirmaciones vs. evidencia
Las preocupaciones sobre los edulcorantes no calóricos y la microbiota intestinal se basan principalmente en estudios en animales o pruebas in vitro con dosis poco realistas (Hughes et al., 2021). En contraste, los ensayos clínicos en humanos, el estándar relevante para la salud pública, muestran predominantemente ningún efecto adverso sobre la microbiota intestinal tras una exposición dietética realista (Gauthier et al., 2024; Sievenpiper et al., 2025).
Una herramienta valiosa para la salud pública
Sustituir el azúcar con edulcorantes no calóricos es una estrategia práctica y efectiva para reducir la ingesta de azúcar y mitigar riesgos de obesidad y diabetes. Gravar las bebidas con edulcorantes no calóricos significaría:
Eliminar una herramienta probada para la reducción calórica y de azúcar.
Confundir a los consumidores al equiparar edulcorantes seguros y regulados con el exceso dañino de azúcar.
Socavar los avances en salud pública al desalentar sustituciones más saludables.
Las políticas de salud pública deben basarse en la evidencia científica de la mayor calidad, no en interpretaciones sesgadas de datos observacionales limitados. La evidencia es clara: los edulcorantes no calóricos son seguros, efectivos para ayudar a reducir el consumo de azúcar y un aliado en la lucha contra la obesidad y la diabetes. Ampliar los impuestos a las bebidas que contienen edulcorantes no calóricos sería un paso equivocado y contraproducente que ignora el peso de la ciencia global más rigurosa.



