La caída del cabello aumenta en otoño e invierno
De igual forma, diversas investigaciones han demostrado que el frío, presente entre los primeros y últimos meses del año

Con el final del otoño y la llegada del invierno, el clima se vuelve no solo impredecible, sino a menudo más frío, seco y con cambios constantes. Durante esta época, muchas personas notan que su cabello se cae más, un fenómeno bastante común que, lejos de solo ser una percepción, tiene explicaciones fisiológicas y ambientales.
De forma natural, entre 8 % y 15 % de nuestro cabello se encuentra en fase telógena (la etapa de reposo y caída). En otoño este porcentaje aumenta de manera natural, lo que hace más evidente la caída y, durante el invierno, esto se acentúa debido al clima seco y la menor cantidad de luz solar. Es decir, el cabello no se debilita de forma súbita, simplemente responde al ritmo natural de su ciclo.
De hecho, la pérdida diaria de cabello es completamente normal: diversos estudios señalan que una persona promedio pierde entre 50 y 100 cabellos al día como parte natural del ciclo capilar. De esta forma, cuando vemos más pelo en la regadera después de una ducha, en la almohada o en el cepillo, no necesariamente significa que algún producto -como un shampoo- sea el origen de la causa; este es un proceso normal del cabello que ya había completado su ciclo.
De igual forma, diversas investigaciones han demostrado que el frío, presente entre los primeros y últimos meses del año, reduce la microcirculación del cuero cabelludo, limitando la llegada de nutrientes al folículo y volviendo el cabello más débil. A esto se suma un enemigo silencioso: el contraste entre exteriores fríos e interiores con calefacción, uno de los factores más agresivos para la fibra capilar, pues abre la cutícula, aumenta la porosidad y reseca el tallo.
Por otro lado, el viento, la humedad o incluso el uso constante de gorros pueden resecar el cabello y volverlo más frágil. A esto se suma que, durante el invierno, es común presentar efluvio telógeno estacional, una caída temporal que ocurre cuando muchos cabellos entran en la fase de reposo del ciclo capilar al mismo tiempo y se desprenden de manera sincronizada. En este sentido, es importante destacar que este es un proceso normal, completamente reversible y que no causa daño permanente.
Pese a ello, es importante remarcar que la manera en que cuidamos el cabello durante estos meses sí puede marcar una diferencia visible. La sequedad invernal exige fórmulas más nutritivas, con ingredientes hidratantes, suavizantes y reestructurantes que devuelvan flexibilidad a la fibra.
Algunas recomendaciones clave para proteger tu cabello durante esta temporada incluyen:
Hidrata: Utiliza shampoos y mascarillas nutritivas para combatir la sequedad provocada por el frío y la calefacción.
Protege la fibra del calor: Reduce el uso de secadores y planchas; cuando los uses, lo más recomendable es aplicar un protector térmico para evitar quiebre y daño.
Controla la temperatura del agua: Lo mejor es evitar duchas muy calientes, ya que resecan el cuero cabelludo. En su lugar, utiliza agua tibia para mantenerlo equilibrado.
Además, esta temporada coincide con una disminución natural de la exposición solar, lo que puede reducir los niveles de vitamina D, un nutriente esencial para mantener activo el ciclo de crecimiento del cabello. Esta combinación de frío, cambios de temperatura, aire seco y menor luz explica por qué durante esta temporada se puede intensificar la caída estacional.
Con los cuidados adecuados, el cabello no solo atraviesa la temporada fría: puede cerrar el año más fuerte, más brillante y saludable que nunca.



