Carlos Manzo, origen y trayectoria
Sociedad y derecho.
Carlos Alberto Manzo Rodríguez nació el 9 de abril de 1985 en la ciudad de Uruapan, en el estado de Michoacán, México. Hijo de Juan Manzo Ceja, activista social local, Manzo creció en un contexto donde la participación ciudadana y la denuncia ciudadana tenían peso. Se formó en ciencias políticas y gestión pública en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO).
En el ámbito profesional, Manzo se desempeñó como auditor del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Michoacán entre 2017 y 2018. En 2021 fue postulado por el partido Morena como diputado federal por el Distrito 9 de Michoacán, cargo que ejerció hasta febrero de 2024.
En septiembre de 2024, Manzo fue elegido como presidente municipal de Uruapan por la vía independiente —liderando lo que se denominó el "movimiento del sombrero". Durante su mandato, destacó por su postura frontal contra la infiltración del crimen organizado en la región. Canceló el tradicional desfile del 15 de septiembre para "evitar una tragedia" ante las amenazas existentes. Solicitó públicamente ayuda al gobierno federal, incluso al secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, porque suponía que su vida estaba en riesgo por enfrentar directamente al narcotráfico. Ordenó recompensas para policías municipales que abatieran sicarios, una estrategia poco convencional para la región. Durante su gestión se realizó la detención de presuntos miembros del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en Uruapan. Manzo era apodado "el alcalde del sombrero", en referencia a su vestimenta y a su estilo directo de comunicar. Su visibilidad y confrontación con los cárteles lo convirtieron en un actor incómodo para los intereses criminales que operan en Michoacán.
La noche del sábado 1 de noviembre de 2025, durante el tradicional Festival de las Velas de Uruapan, en plena celebración del Día de Muertos, Manzo fue asesinado a balazos mientras convivía con familias y niños en el centro histórico del municipio. El ataque ocurrió alrededor de las 20:10 h; recibió al menos tres impactos de bala —dos en el abdomen y uno en el brazo— y falleció minutos después en el hospital.
Las investigaciones de la Fiscalía General del Estado de Michoacán señalan que el homicidio fue perpetrado por integrantes del crimen organizado; el arma empleada había sido usada en otros asesinatos. El gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla, calificó el ataque como "un cobarde atentado".
Carlos Manzo pagó con su vida —literalmente— el hecho de querer gobernar desde la integridad y denunciar sin tapujos la alianza entre poder local y crimen organizado. En una región donde la violencia y la impunidad son moneda corriente, su muerte hace eco del sacrificio que implica liderar desde la honestidad.
Su vida, aunque breve, deja varias lecciones: la importancia de la valentía cívica, la urgencia de la rendición de cuentas en el ámbito público y el recordatorio de que la democracia se construye también desde los municipios y no sólo desde los salones de poder.
Desde su designación hasta su muerte, Manzo fusionó el activismo, el gobierno municipal y la denuncia valiente del narco: elementos que lo convirtieron en un símbolo de lucha para muchos, y en blanco para quienes operan desde la sombra. Su asesinato no solo es una tragedia personal y familiar, sino una alerta para la sociedad mexicana: si alguien osa enfrentarse al crimen desde el poder local, el riesgo real existe. Y cuando ese alguien cae, la herida no es sólo política, sino comunitaria.
El municipio de Uruapan, Michoacán —y acaso México entero— debe hoy preguntarse: ¿qué devenir tendrá la justicia? ¿Quién tomará el relevo en una lucha tan compleja? ¿Será recordado Carlos Manzo como un mártir de la dignidad pública o simplemente como una víctima más de la violencia sistemática? Queda claro que su nombre permanecerá ligado al coraje de querer cambiar las cosas, incluso sabiendo lo que había en juego.
Como siempre un placer saludarlo, pero que pocas palabras hayan sido de su agrado y, sobre todo de utilidad !Hasta la próxima!




