Daño a la economía
Después del terremoto las necesidades del valle de Mexicali han
cambiado notablemente. En las primeras horas la necesidad primordial era el
restablecimiento de los servicios básicos, cosa que se logro en un muy buen
tiempo, a la mañana siguiente la mayoría teníamos luz eléctrica, regreso el
servicio del agua, teníamos hasta la televisión por cable restablecida, la
segunda necesidad inmediata serian las provisiones; todos los mercados y
abarrotes del valle están cerrados, esta situación se mantiene por algunas
semanas.
Sigue corriendo el tiempo y los comercios reanudan sus actividades,
intentan restablecer el ritmo de trabajo, reanimar su economía, pero existe un
problema.
A pesar de que en la mayor parte del valle las actividades se empezaron
a restablecer en las 192
microempresas afectadas.
La ayuda no dejo de llegar, cada vez en cantidades mayores. El Gobernador de California realizó el
donativo de 3 mil 500 catres, 40 plantas generadoras de energía, cobijas,
almohadas, dicha ayuda fue destinado para las personas con mayor necesidad, por
su parte el Gobernador de Guanajuato, Juan Manuel Oliva Ramírez, realizara un
donativo monetario el cual equivale a 27 mil despensas.
El candidato para
presidente municipal, Raúl López reparte otra gran cantidad de despensas a
través del grupo “acción juvenil”, los “soles de Mexicali” en su pagina de
Internet convocaron y lograron juntar muchas mas despensas, incluso cuando José
José vino para su concierto fue al valle a repartir despensas.
Pero ¿cómo pueden
ser estos intentos de ayudar a las personas del valle perjudiciales para su
economía? Pues la respuesta es sencilla, estas despensas frenan el comercio,
debido a que muchas personas han recibido estas despensas sin necesitarlas
realmente, y algunas veces las almacenan en sus casas.
Se necesita una
mejor distribución de la ayuda, puesto que las convocatorias son
indiscriminadas, además que las personas acuden a ellas en repetidas ocasiones
y van acumulándolas, esto afecta terminalmente a los pequeños comercios y a las
tienditas de la esquina. Para eso será necesario reducir el número de despensas
y seleccionar específicamente a las personas que están desempleadas y sin
recursos, para no afectar a los comercios y evitar el acaparamiento.