Día internacional de la abolición de la esclavitud
"Lobo es el hombre para el hombre"
Thomas Hobbes, “El Leviatán (1651)”
La esclavitud o estado de esclavo, se define como aquella persona
que esta bajo el dominio y propiedad de otro sujeto y que, por tanto,
carece de libertad.
Hobbes escribiría “el hombre es un lobo para el hombre” para
referirse a que “el estado natural del hombre lleva una lucha continua
contra su prójimo”.
La frase, en ese sentido, se convierte en la metáfora del animal
salvaje que el hombre lleva dentro, siendo capaz de realizar grandes
atrocidades contra sujetos de su propia especie, como, por ejemplo,
someter a otros individuos a la esclavitud.
La esclavitud es tan antigua como la misma humanidad. En Roma
era una de las características de esa sociedad en la cual, constituía una
auténtica institución jurídica.
Roma fue esencialmente esclavista, y tanto su economía como su
estructura social se basaba en un sistema de clases donde el esclavo
constituía el escalón más bajo de esta.
Los esclavos eran propiedad absoluta de su dueño. Carecían de
personalidad jurídica, de bienes, y hasta de familia propia.
Pero la esclavitud se remonta a antes del imperio romano. Los
primeros escritos en los que se tiene constancia de la presencia de
esclavos en una gran civilización es en Mesopotamia, en la época
sumeria. En el antiguo Egipto, en gran número, el origen de los
esclavos provenía de las conquistas, y no existía una regulación jurídica
sobre los mismos.
La esclavitud como práctica social y económica fue usual en la
antigua Grecia, de hecho, para Aristóteles, “constituía una garantía
indispensable para que los hombres libres pudieran dedicar su tiempo a
la política y buen gobierno de la ciudad”.
En Europa, durante la Edad Media, la esclavitud persistió en zonas
marginales, como Escandinavia, pero fue gracias, sobre todo, al avance
del cristianismo, que esta situación se fue suavizando, al irse
cimentando la ideología de que todos los hombres eran iguales antes
Dios.
En el México prehispánico también existió la esclavitud. El dato
más remoto con el que se cuenta data del siglo XVI antes de la llegada
de los españoles, en la sociedad “chichimeca”, cuyos grandes señoríos
indígenas poseían esclavos o “tlatlacotin” en náhualt. Con la conquista
española, los indígenas fueron hechos esclavos, y como tales no eran
considerados personas, sino bienes y, por tanto, carecían de cualquier
derecho.
El inicio de la abolición de la esclavitud tiene su antecedente más
relevante en 1807, cuando se prohibió la trata de esclavos en el
territorio de Inglaterra a través del Acta del Comercio de Esclavos,
aprobándose el 23 de agosto de 1833 la Ley de abolición de la
esclavitud, por la que quedaban libres todos los esclavos de las colonias
británicas.
Mediante la “Proclamación de la Emancipación”, promulgada por el
Presidente Abraham Lincoln, en la que se declaraba la libertad de todos
los esclavos, acontecida en 1863 (surtiendo efectos generales en todo el
territorio norteamericano al final de la Guerra Civil, en 1865) los
abolicionistas americanos obtuvieron la liberación de los esclavos en los
Estados en los que seguía habiendo esclavitud, y con ello, la mejora de
las condiciones de las personas de color en general. Generándose casi
un siglo posterior a ello, el fuerte movimiento en pro de los derechos
civiles estadounidenses, siendo uno de sus principales y más
emblemáticos protagonistas, el Reverendo Martin Luther King Jr.
En la actualidad, prácticamente en todas las Constituciones de los
países del mundo, se prohíbe la esclavitud, teniendo como máxima, el
que “todas las personas son iguales ante la ley, por lo que gozan de los
mismos derechos”.
Sin embargo, tenemos que ser conscientes de que siguen
existiendo formas de esclavitud que no se han podido erradicar. La
“explotación del hombre por el hombre” continúa siendo una práctica
vigente en todo el mundo. En México, por ejemplo, la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, considera al cobro de intereses usuarios como un
tipo de explotación semejante a la institución de la esclavitud.
La lucha por la libertad no ha terminado. Si como lo sostiene
Hobbes, el intento constante y permanente del hombre de someter a
sus semejantes forma parte de su naturaleza, entonces, estamos
obligados a controlar nuestras pasiones e instintos, por el bien de la
humanidad y de la conservación y respeto del Estado de Derecho.
Como siempre un placer saludarlo, esperando que estas pocas
letras hayan sido de su agrado y sobre todo de utilidad
¡Hasta la próxima!