El espejo populista
El espejo populista
Plaza Cívica
Si los llamados “tecnócratas” comparten un perfil semejante, su contraparte, los
llamados “populistas”, ostentan igualmente una idiosincrasia parecida. En México ha
llegado al poder un populista de texto en la persona de Andrés Manuel López Obrador,
y en Estados Unidos ha arribado asimismo uno en la persona de Donald J. Trump. Si
sus personalidades resultaban parecidas como candidatos presidenciales, ahora como
jefes de Estado sus políticas han resultado, en muchos sentidos, igualmente
semejantes.
Cuando AMLO era candidato presidencial hablamos sobre las semejanzas de
personalidad, y algunas diferencias, que tenía con Trump (AMLO y Trump: muchas
semejanzas, algunas diferencias, Tecate Informativo, 19/06/18). Sin embargo, ya como
candidato-electo algunas de esas semejanzas salieron oficialmente a la luz. En cuanto
AMLO ganó las elecciones presidenciales le envió una carta a Trump en la cual le
expresaba precisamente sus coincidencias personales: “Ambos sabemos cumplir lo
que decimos y enfrentamos la adversidad con éxito. Conseguimos poner a nuestros
ciudadanos al centro y desplazar al establishment”. Cabe destacar que eso lo dijo el
futuro jefe de Estado mexicano después de una larga letanía de insultos hacia los
mexicanos por parte del presidente estadounidense. Pero por otra parte AMLO no
mentía, ya que esas afinidades resultan ciertas. Y ahora, como era de esperarse, esas
similitudes se pueden observar en algunas de sus respectivas políticas
gubernamentales.
Se parte de dos grandes ideas: ambos mandatarios están llevando a cabo un ataque
sistemático contra el Estado (sus instituciones, sus burocracias) y la democracia-
liberal (la división de poderes, la ley).
AMLO es reacio a profesionalizar el cuerpo burocrático del Estado mexicano, ya que
no ha hablado del Servicio Profesional de Carrera, ha mermado algunos órganos con
cierta autonomía, ha golpeado a otros con autonomía constitucional, y el criterio para
elegir a los servidores públicos no depende de la ley, sino de su persona: “90 por
ciento honestidad, 10 por ciento experiencia. ¿Cómo la ven?”, nos dijo. En EUA las
peleas entre el presidente y la burocracia han salido a borbotones, y ha sido así
porque en EUA efectivamente existen burocracias profesionales que han peleado
fuertemente contra el autoritarismo presidencial (en México ha habido igualmente
disputas en aquellas áreas del Estado más profesionales). Algo resalta: ambos
mandatarios han tenido fuertes disensiones con el cuadro más profesional de sus
respectivas burocracias: las Fuerzas Armadas.
Las pulsaciones autoritarias, propias de todos los populistas, se han dejado sentir
igualmente hacia todo aquello que implique un contrapeso a su poder. Y como la
democracia-liberal implica contrapesos, ésta ha sido finalmente objeto de sus ataques.
Ambos mandatarios han señalado de manera fuerte y repetida al Poder Judicial y han
nominado a la Suprema Corte a personas con importantes inclinaciones personales
(en México) e ideológicas (en EUA). Han tenido asimismo importantes y reiteradas
desavenencias con el Poder Legislativo, aunque en México no ha sido tan fuerte ante
las mayorías alcanzadas por Morena. En este sentido resalta que sus respectivas
bancadas muestran una lealtad ciega al presidente ante el control que tienen de sus
bases electorales. Finalmente, coinciden en sus ataques fulminantes hacia los partidos
de oposición, medios de comunicación y entidades federativas.
Y hay otras tantas semejanzas: se ha invocado a la seguridad nacional para empujar
sus políticas (AMLO con Santa Lucía, Trump con el comercio), muestran un desdén
hacia la ciencia y tecnología (AMLO ha disminuido su presupuesto, Trump trató pero
el Congreso no lo aprobó), han puesto en marcha políticas caprichosas que han
implicado la quema de importantes sumas de recursos públicos (AMLO con la
cancelación del NAIM, Trump con subsidios a campesinos ante su guerra comercial),
desprecian el medio ambientes y las energías renovables pero aman la industria
petrolera y del carbón y, finalmente, han hecho uso de memorándums que
flagrantemente violan la ley (AMLO con la reforma educativa, Trump con la llamada al
presidente de Ucrania, entre otros).
AMLO y Trump no son lo mismo, pero riman mucho: en idiosincracia y, ahora, en
políticas públicas. Por primera vez en la historia de ambas naciones tenemos a dos
populistas en ambos lados de la frontera, y el futuro para ambas nacionaes, y para la
relación bilateral, no resulta muy promisorio.