El Mercado del atún en México

Actualmente el mercado mundial del atún (fresco, congelado y enlatado) vive un escenario de crecimiento moderado, pero con una presión cada vez mayor en materia de sustentabilidad, trazabilidad y regulaciones comerciales.

Según estimaciones recientes, el mercado global de atún (producto total) ronda los USD 44 mil millones en 2025 y podría crecer hasta unos USD 57 mil millones hacia 2033, con una tasa anual de alrededor de 3–3.5 %. Europa concentra más de un tercio del valor de este mercado, lo que confirma que la Unión Europea sigue siendo el bloque importador más importante, especialmente en atún enlatado.   A nivel específico de atún enlatado, se estima un aumento desde unos USD 10.3 mil millones en 2025 hasta más de USD 14 mil millones en 2033.  

En términos de comercio internacional, los informes de FAO muestran que el comercio de atún se recuperó con fuerza en 2024, con un aumento cercano al 20–28 % en volumen respecto de 2023, impulsado sobre todo por la mayor demanda de atún enlatado en Estados Unidos, la UE y Japón.   La UE importa alrededor del 75 % de su atún procesado desde países extra-UE, con grandes actores como Ecuador, Seychelles, Filipinas y otros, donde México compite principalmente en nichos de atún enlatado y lomos precocidos.  

Las políticas actuales de Estados Unidos y la Unión Europea están marcadas por dos grandes ejes:

1. Aranceles y medidas de represalia:

· En Estados Unidos se han introducido aranceles recíprocos sobre atún enlatado y preparado, diferenciando entre presentaciones en agua/salmuera y en aceite (6 % vs 35 % como base, más recargos adicionales según país de origen).  

· Estas medidas golpean con fuerza a proveedores asiáticos (Tailandia, Vietnam, Indonesia), lo que abre cierta ventana de oportunidad para exportadores latinoamericanos (México, Ecuador, etc.) si logran precios competitivos y certificaciones de sustentabilidad.

2. Sustentabilidad e IUU en la Unión Europea:

· La UE exige certificados de captura y trazabilidad detallada para todo producto de atún que entre a su mercado, en el marco del Reglamento IUU (pesca ilegal). Sin certificados válidos, los embarques pueden ser detenidos o rechazados.  

· Además, la UE ha fijado posibilidades de pesca y cuotas 2024-2026 con fuerte énfasis en el estado de las poblaciones y en el origen sostenible de la materia prima.  

En paralelo, el reacuerdo comercial México–Unión Europea, concluido en 2025, tiende a facilitar el comercio agroalimentario y pesquero, ampliando cuotas y reduciendo aranceles, lo que puede favorecer la colocación de productos de alto valor agregado como el atún enlatado premium mexicano en el mercado europeo.  

Desde el punto de vista de recursos naturales, los informes más recientes sobre pesquerías marinas señalan que, en promedio, alrededor del 77 % de los desembarques mundiales provienen de poblaciones biológicamente sostenibles, pero un 35 % de las poblaciones (todas las especies, no sólo atún) ya se consideran sobreexplotadas.   Para el caso específico del atún, la mayoría de las existencias de skipjack (barrilete) están en buen estado, pero hay stocks de aleta amarilla, patudo y albacora que sí presentan sobrepesca.   Esto implica que el crecimiento futuro en volumen estará limitado por criterios biológicos y de manejo, más que por la demanda.

Si miramos el entorno financiero, en 2025 los principales índices bursátiles muestran un tono relativamente positivo: el S&P 500 acumula un rendimiento cercano al 17 % en el año, el STOXX Europe 600 cotiza cerca de máximos recientes, y el S&P/BMV IPC de México ha subido casi 27 % interanual hacia finales de noviembre de 2025.   Esto indica un entorno de liquidez y valuaciones relativamente altas, que facilita financiamiento para flotas, plantas procesadoras y certificaciones, aunque al mismo tiempo aumenta la sensibilidad del sector a cualquier corrección bursátil o recesión.

Perspectiva a 10, 15 y 20 años

· A 10 años (2035): lo más probable es un crecimiento moderado en volumen (2–3 % anual) pero con mayor valor agregado por tonelada: mayor peso de productos listos para consumir, empaques sostenibles y certificaciones "dolphin-safe", MSC, etc. La UE y EE. UU. seguirán siendo mercados clave, pero Asia (especialmente China y países del Sudeste asiático) ocupará una porción creciente del consumo.

· A 15 años (2040): si las medidas de manejo funcionan, los principales stocks de atún podrían mantenerse cerca de niveles sostenibles, pero cualquier relajamiento en cumplimiento IUU o impactos fuertes del cambio climático (desplazamiento de cardúmenes, acidificación) puede generar tensiones de oferta y episodios de precios altos.

· A 20 años (2045): el escenario más razonable no es de "agotamiento" del recurso, sino de un techo ecológico y regulatorio: la oferta mundial de atún quedaría prácticamente "plafonada", y el crecimiento del negocio vendría por diferenciación, marcas, integración vertical, biotecnología y sustitutos de proteína marina (plant-based o cultivated seafood). En ese contexto, cualquier shock climático o geopolítico podría provocar picos de precios más pronunciados que hoy.

Para México, bien posicionado geográficamente frente a Estados Unidos y con un acuerdo modernizado con la UE, la clave será:

· Mantener y demostrar cumplimiento estricto de regulaciones ambientales y laborales.

· Invertir en trazabilidad digital y certificaciones, que ya son condición de acceso a EU y EE. UU.

· Migrar de un modelo de "commodities de bajo precio" hacia productos de marca, de nicho y premium.

Si se hace esto, el atún mexicano puede beneficiarse del reposicionamiento de cadenas de suministro (nearshoring) y de las restricciones a competidores asiáticos por aranceles y controles IUU, en lugar de verse desplazado.

Como siempre un placer saludarlo, esperando que estas pocas palabras hayan sido de su agrado y, sobre todo de utilidad ¡Hasta la próxima!