Enfermedad pélvica inflamatoria ¿Qué es y cómo afecta mi fertilidad?

Venciendo la infertilidad

Las infecciones de transmisión sexual (ITS) representan una de las principales causas de consulta médica en nuestro país, afectando tanto a hombres como a mujeres indistintamente, siendo causa de enfermedad aguda, crónica, infertilidad y muerte, con graves consecuencias médicas, sociales, económicas y psicológicas y afectando con ello el ejercicio de su sexualidad. Resulta  indispensable su diagnóstico y tratamiento oportuno ya que de ello dependerá la reducción de posibles complicaciones a futuro.

La enfermedad pélvica inflamatoria (EPI) comprende un espectro clínico de trastornos inflamatorios del aparato genital superior femenino, incluyendo cualquier combinación de endometritis, salpingitis, absceso de las trompas de Falopio, ovarios y peritonitis pélvica. Representa una de las enfermedades infecciosas más frecuentes en la mujer en edad reproductiva. En México no se cuentan con estadísticas precisas sobre la cantidad de pacientes que son afectadas por esta enfermedad, pero en Estados Unidos se estima que anualmente 1 millón de mujeres se verán afectadas anualmente y mas de 100,000 presentarán problemas de fertilidad.

Existe una cantidad importante de factores que se consideran de riesgo para que una mujer llegue a ser afectada por una EPI, entre los mas importantes se encuentran ser menor de 25 años, relaciones sexuales sin uso de métodos de barrera (condón), múltiples parejas sexuales, uso de anticonceptivos orales, inserción reciente de dispositivo intrauterino (DIU).

En muchos casos están implicados los microorganismos de transmisión sexual, en particular N. gonorrhoeae y C. trachomatis, aunque en algunos otros casos el agente causal puede ser parte de la flora vaginal habitual.

Dentro de las manifestaciones clínicas de la EPI destacan, por ser las mas frecuentes, el dolor abdominal bajo (90%), leucorrea (descarga vaginal blanquecina, 70%), sangrado transvaginal (40%), entre algunos otros como fiebre, dolor de cabeza, dispareunia (relaciones sexuales dolorosas), náuseas y vómito. Debido a lo inespecífico de la presentación clínica, no siempre resulta sencillo diagnosticar una EPI ya que con facilidad puede presentar cuadros similares a otros procesos abdominales agudos como apendicitis aguda, embarazo ectópico, diverticulitis, aborto séptico, torsión de masa anexial, degeneración de mioma, endometriosis, infección aguda de vías urinarias, y colitis ulcerativa.

Como mencionábamos, el diagnóstico y tratamiento oportunos son clave en el pronóstico de la paciente ya que por principio de cuentas la EPI puede en ocasiones ser subclínica, es decir, que la infección apenas presentará alguna sintomatología, aunque por otro lado, la infección puede llegar a complicarse y ser mortal. Cuando la enfermedad no es manejada de forma apropiada pueden presentarse secuelas a largo plazo, principalmente infertilidad (18%), embarazo ectópico, dolor pélvico crónico y dispareunia. Lo que sucede en estos casos es que el proceso infeccioso deriva en un proceso inflamatorio que al no resolverse, o mas aun, perpetuarse cuando la paciente presenta cuadros prolongados o repetitivos, eventualmente producirá un proceso cicatricial que ocasionará obstrucción de las trompas de Falopio, lo cual se traduce eventualmente en una incomunicación entre el útero y lo ovarios que impedirá el paso del óvulo y de los espermatozoides y en consecuencia no habrá posibilidad de fecundación, no habrá embarazo, es decir, la pareja tendrá ante ellos un problema de infertilidad.

Lo ideal en casos así es apelar a la prevención, ubicando los factores de riesgo y evitarlos, principalmente promover el uso de métodos de barrera como método de protección y de planificación familiar. Desgraciadamente no siempre es evitable, pero por fortuna cuando una paciente sufre las consecuencias de una EPI, la biología de la reproducción tiene diversas opciones que ofrecerle a una pareja que se encuentra bajo estas circunstancias para que pueda conseguir su objetivo que es llevar un bebé a casa.

Se requiere atención y educación de seguimiento para evitar las reinfecciones y complicaciones, siempre de la mano de personal médico debidamente capacitado.



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