Fortalezas y debilidades de los medios
La mayoría de los medios de comunicación son empresas lucrativas que necesitan
de la publicidad para poder satisfacer sus diversas necesidades económicas. A la
par de estos intereses, las empresas mediáticas, a través de la labor informativa
de las y los periodistas, cumplen la función de informar sobre los asuntos que
interesan a la sociedad, intentando ceñirse en todo tiempo a la realidad.
El trabajo de los representantes de los medios de información debe realizarse
identificando con su olfato periodístico las necesidades informativas de las
audiencias, a las que el informante no debe ignorar jamás, sino responder a ellas
con una mentalidad distinta a la que tenían los periodistas del pasado, quienes
“creían que lo sabían todo y no le preguntaban nada a la audiencia”, afirma Jeff
Jarvis, profesor de periodismo de la City University de Nueva York.
Sobre este punto en particular, Jodi Rudoren, jefa adjunta de
Redacción–Audiencias de The New York Times, señala que los directivos como
ella tienen que ayudar a los periodistas “a pensar más en la audiencia y a leer las
señales que nos dan los datos sobre lo que los lectores quieren para ayudar a
tomar decisiones sobre nuestras coberturas”.
El objetivo del anterior consejo es conocer más y mejor a las audiencias para
poder servirles mejor, y para que éstas puedan valorar más el trabajo de los
periodistas, tal como recomienda Jeff Jarvis.
En la medida en que un medio de comunicación privilegie más su labor informativa
que sus intereses financieros, la empresa mediática se fortalecerá en todas y cada
una de sus áreas, e irá convirtiendo sus debilidades en fortalezas y sus amenazas
en oportunidades, un hecho que le permitirá no sólo conservar la fidelidad de sus
lectores y anunciantes, sino incrementarlos significativamente.
No se trata de renunciar a la búsqueda de publicidad, la cual es elemental para el
sostenimiento de los medios y cubrir los gastos de los empleados, dignos todos
ellos de un salario que les permita renunciar a la tentación del “chayote” (soborno
a medios y periodistas).
Buscar administrativamente la sobrevivencia de los medios de comunicación es
legítimo, sin permitir que los afanes de lucro coloquen los derechos de las
audiencias en segundo término.
Para que esto último no ocurra, los periodistas tendrán que seguir haciendo lo que
saben hacer muy bien: descubrir e investigar temas de interés público, sin
olvidarse de contextualizar, contrastar la información de las fuentes y jerarquizar
las noticias de acuerdo con su relevancia.
Esto último sólo será posible si la agenda informativa del medio se elabora con
base en lo que informativamente requieren las audiencias. Es importante que la
agenda informativa atienda el interés de su audiencia, si es que está interesado
realmente en una mayor profesionalización del espacio informativo, tal como
señala Ernesto Villanueva.
Insisto en que la actividad informativa de los representantes de los medios de
comunicación debe colocarse por encima de los afanes financieros de la empresa
informativa, algo que lamentablemente no ocurrió en México en los últimos
sexenios. Fuimos testigos de cómo en el transcurso de ellos, varios medios de
comunicación renunciaron a su deber de informar a las audiencias, inclinándose
en muchos de los casos por la publicidad oficial, la cual constituye un mecanismo
que restringe la libertad de expresión.
Lo más lamentable del caso es que esto último parece no importarles a muchas
empresas periodísticas que se benefician con los recursos públicos que son
ejercidos discrecionalmente por las instituciones públicas, las cuales, de acuerdo
con Jesús Meza Lueza, director de la licenciatura en Comunicación y Medios
Digitales del Tecnológico de Monterrey, Campus Ciudad de México, tratan de ligar
a los más críticos con el gobierno federal.
Administración e información son necesarias en la vida de un medio de
comunicación, aunque se debe reconocer que, si la balanza se inclina
desmedidamente por la parte administrativa, las debilidades del medio terminarán
siendo más que las fortalezas, y una situación así aleja a los anunciantes y a los
lectores en detrimento del medio de comunicación y, consecuentemente, de sus
trabajadores.
Concluyo mi columna destacando la relevancia de convertir las debilidades de los
medios de comunicación en fortalezas, y sus amenazas en oportunidades,
dándoles a las audiencias su debida importancia. Aquí mis propuestas para que
puedan conseguirlo:
Que las empresas informativas y sus trabajadores realicen sus mejores esfuerzos
para alcanzar una rentabilidad que les permita solvencia y no depender
económicamente de ayudas procedentes de instituciones públicas. Depender de
éstas últimas impide que los medios de comunicación realicen su labor informativa
con ética y en atención a las demandas de las audiencias.
Para ganar en lugar de perder, estos medios deben de llevar a cabo la
comercialización de sus productos informativos entre sus consumidores,
privilegiando para ello la calidad de sus contenidos, la cual depende de la
búsqueda y narración de historias interesantes, contadas de manera profesional y
con ética periodística.




