Nuestro cerebro y el efecto magdalena de Proust

Nuestro cerebro y el efecto magdalena de Proust

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El tema de hoy es: “Nuestro cerebro y el efecto magdalena de Proust

El efecto magdalena de Proust es una asociación cerebral que realizamos automáticamente cuando percibimos una determinada sensación a través de nuestros sentidos, generalmente a través del sentido del olfato, que nos evoca inmediatamente un suceso pasado, sin que intervenga ningún proceso consciente, es decir, de forma involuntaria.

Lo más increíble es que ese recuerdo puede llevar inactivo años, e incluso varias décadas, guardado en lo más profundo de nuestras redes neuronales, y podríamos creer que lo habíamos olvidado por completo, hasta que se produce esta inesperada recuperación automática del mismo.

La expresión  “efecto magdalena de Proust” proviene del autor del mismo nombre, Marcel Proust, que en 1913 publicó su obra: “Por el camino de Swann”.

A continuación vamos a ver cuáles son las causas a nivel neurológico para que experimentemos algo tan increíble como el desbloqueo automático de un recuerdo olvidado, simplemente con el poder de un olor, un sabor, u otra sensación percibida.

Vamos a ver con más detalle algunos de estos sectores cerebrales para poder comprender mejor cómo es posible que se genere el efecto magdalena de Proust.

1. Tálamo

La primera estructura que nos encontramos dentro del sistema límbico sería el tálamo, que por sí misma ya hace un acopio de funciones importantes. Y es que el tálamo procesa la información recibida por los sentidos, antes de ser reenviada a las correspondientes regiones cerebrales que terminan de integrar estos datos.

Pero, no solo eso, sino que también tiene participación en procesos relativos a la memoria y a las emociones, por lo que ya nos estaría dando mucha información sobre un lugar clave en el cerebro donde tienen lugar funciones muy diferentes pero que de alguna manera pueden verse asociadas por redes neuronales compartidas.

2. Hipotálamo

Otra de las estructuras cerebrales clave en el efecto magdalena de Proust es el hipotálamo, una muy conocida región del cerebro, donde tienen lugar infinidad de procesos, pero los que nos interesan en este caso son aquellos relacionados con las emociones. El hipotálamo tendría el control sobre la expresión emocional a nivel fisiológico.

3. Hipocampo

También en el sistema límbico vamos a encontrarnos con el hipocampo, un área del cerebro de vital importancia para la creación de nuevos recuerdos, además de otras funciones igual de importantes.

4. Amígdala

Por último nos encontraríamos con la amígdala, otra de las regiones cerebrales que comparten responsabilidad en este fenómeno, en este caso porque algunas de sus funciones son aquellas destinadas a diligenciar la emocionalidad de nuestras reacciones, ayudando además a generar recuerdos impregnados de un estado de ánimo, o una emoción en concreto.

El ser humano es capaz de recordar hasta diez mil olores diferentes. De hecho, retenemos en nuestra memoria un treinta y cinco por ciento de la información que nos llega a través del olfato, y tan solo un cinco por ciento de lo que captamos mediante lo visión.

La relación entre el sentido del olfato y nuestra capacidad para generar y recuperar recuerdos va mucho más allá de lo que hemos visto con el efecto magdalena de Proust. La relación es tan estrecha que en muchos estudios neurológicos se investiga la correlación que se da entre la demencia y la pérdida del olfato. De hecho, para una de las enfermedades neurodegenerativas más graves, como es el Alzheimer, uno de los indicadores que se toma para diagnosticar si la persona se halla al comienzo de este trastorno sería precisamente los problemas para captar olores, y es que la pérdida del olfato está asociada a la demencia, al compartir, como ya hemos visto, estructuras cerebrales que en este caso se verían dañadas y provocarían secuelas en ambas capacidades.

Concretamente, el punto crítico del cerebro que al verse dañado provoca este tipo de alteraciones sería el circuito que conecta el hipocampo, una estructura que ya hemos visto, con el núcleo olfatorio anterior, que a su vez forma parte del bulbo olfatorio, ubicado en el prosencéfalo, el efecto Magdalena de Proust es un valioso indicador que en su ausencia, puede encender las alarmas sobre una posible alteración de la memoria.

 “Quieren que la población solo perciba el mundo de los cinco sentidos, y nuestras sociedades están completamente dirigidas a hipnotizar los sentidos de la vista, el oído, el  gusto, el tacto y el olfato. La gente es tanto más fácil de engañar y controlar cuando no son sensibles e ignoran casi todo”

David Icke



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