¿Qué es una red de apoyo, y cómo activarla?
Desde hace ya varias semanas la vida parece surreal. Nos enfrentamos ante una pandemia producida por el nuevo coronavirus y para combatirla nos hemos visto forzados a suspender muchas de nuestras actividades cotidianas. Ahora, debemos practicar el distanciamiento social y aislarnos en nuestras casas; siendo estas las principales medidas con las que contamos para prevenir el contagio de esta amenaza invisible.
La situación nos ha arrebatado la sensación de normalidad y cotidianeidad. Hemos cambiado drásticamente de un momento a otro, y sin estar preparados. Además, al tratarse de una situación nueva e inesperada, se cuenta con poca información la cual está en constante cambio. Sin duda, nos encontramos en un periodo de gran incertidumbre, y muchos de nosotros nos preguntamos ¿hasta cuándo continuará esta situación? ¿Cuándo podremos salir, volver a nuestro trabajo, ver a nuestros seres queridos? ¿Cómo será la vida cuando el confinamiento termine? Muchas son las dudas y pocas las respuestas; siendo normal que nos encontremos lidiando con una gran diversidad de emociones como angustia, aburrimiento, desmotivación, ansiedad, miedo, irritabilidad, confusión, soledad, desconexión, sentimientos de perdida, entre otros.
Hoy tenemos que adaptarnos a toda una nueva “normalidad” y enfrentarnos a numerosos nuevos retos. Por eso, resulta de suma importancia apoyarnos en nuestra red social, pues esta tiene un gran impacto en la salud los individuos. Los vínculos y relaciones sociales fuertes y estables contribuyen a dar un sentido de vida a sus integrantes, brindan soporte emocional y logístico lo que reduce el estrés y sobrecarga. Además, facilitan el acceso a servicios de salud, proveen retroalimentación sobre signos de enfermedad y promueven el mantenimiento de rutinas de autocuidado; por el contrario, las redes de apoyo debilitadas e inestables se asocian con una mayor susceptibilidad para desarrollar enfermedades, depresión, aislamiento, ausencia de sentido o motivación para vivir, deterioro físico y emocional, así como dificultades para acceder a los recursos de salud.
Para muchos activar su red de apoyo en este momento puede resultarles una tarea difícil, sobre todo cuando se nos ha pedido que nos alejemos físicamente de los otros. Debido a esto, nuestra red puede resultar menos visible o tangible; sin embargo, cada uno de nosotros formamos parte de una red, de una comunidad. Los vínculos o relaciones nos trascienden, somos seres sociales, y desde que nacemos necesitamos de los otros para poder sobrevivir; justo situaciones como esta evidencian la interdependencia. Ahora, más que en otro momento de nuestras vida, nos daremos cuenta del verdadero valor e importancia que tiene cada persona que forman parte de mi cotidianeidad. Por ejemplo, es normal extrañar y dará gusto volver a ver a quien usualmente nos corta el cabello, a los comerciantes a quienes siempre les compramos fruta y verdura en el sobreruedas, al vendedor de periódico que está todos los días en el semáforo y que nos saluda deseándonos un bonito día camino al trabajo; sin olvidar a la familia y amigos, incluso a aquellos que casi no frecuentábamos.
¿Cómo activar mi red de apoyo?
Paso #1: Haz una representación gráfica, ubicando a las personas que son parte de tu día a día, a los que no quieres soltar a pesar de la distancia.
Nuestra red individual está conformada por todos aquellos a quien conocemos y nos conocen. Toda persona que no nos sea un completo extraño. Por ejemplo, en ella podemos incluir desde nuestros padres, hermanos, mejores amigos, compañeros de escuela y trabajo, nuestro médico de confianza, hasta el familiar que vive en otra ciudad o país y que hace años que vemos ni hablamos, etc. Para facilitar su ubicación podemos clasificarlos en 4 grupos de pertenencia: 1. Familia, 2. Amigos, 3. Escuela y trabajo y 4. Comunidad (vecinos, miembros de grupos, aquellos que nos brindan servicios, etc.).
Paso #2: Ya que ubicaste a los miembros de tu red, ahora identifica el tipo de soporte que cada uno podría brindar. No todas las personas pueden dar el mismo de tipo de ayuda. Entre los tipos de apoyo que nuestra red nos puede aportar encontraremos:
Soporte emocional: aquella persona que está para nosotros en caso de necesitarlo. Nos provee empatía, comprensión y aceptación. Esta persona puede ser nuestra pareja, un amigo o familiar al que le tengamos confianza, o incluso un psicoterapeuta.
Acompañamiento social: personas con las que compartamos alguna actividad social. Por ejemplo, ver películas, ir de comprar, hacer ejercicio, entre otros. En mi caso, desde que comenzó la cuarentena, me ha resultado difícil mantenerme motivada en mi rutina de ejercicio. En redes sociales leí que a una conocida le pasaba lo mismo, entonces la contacté y acordamos algunos días a la semana para hacer ejercicio juntas en línea. Esto resultó de gran ayuda, porque los días que me siento con falta de ganas de activarme, igual me levantó porque sé que tengo un compromiso con alguien.
Guía o consejería: Este apoyo lo pueden dar personas que poseen mayor información o conocimiento que nosotros en un área específica y que nos lo pueden proporcionar en caso de necesitarlo.
Soporte material o servicios: Puede ser desde prestarnos algo o hacer un favor. Por ejemplo, si no contamos con vehículo propio, las personas a las que pudiéramos acudir en caso de necesitar ayuda para llegar al hospital, sería un claro ejemplo de soporte material.
Conexión con otras redes: Miembros de nuestra red de apoyo pueden presentarnos a otras personas o conectarnos con otros servicios. Por ejemplo, un conocido comenzó a aprender italiano por su cuenta, pero no tenía con quién practicar. Una prima de él lo conectó con un amigo italiano, y así ya puede continuar aprendiendo.
Algunas personas nos podrán brindar más de un tipo de apoyo y otras solo uno, pero es importante señalar que cada miembro de nuestra red es importante. También, recuerda que nosotros somos importantes y útiles para otros, por lo tanto, es importante valorar las redes de apoyo en las que formamos parte.
Paso #3: Activa tu red, establece contacto y comunicación con los miembros de tu red; por lo menos con uno cada cierto tiempo. Puedes enviar un mensaje con un “Hola, ¿cómo estás? ¿Cómo te has sentido en estos momentos?”. No olvides también ofrecer la ayuda que este dentro de tus posibilidades y estar al pendiente de aquellos que sabemos tienen tendencia a aislarse. Toma la iniciativa y propon realizar alguna actividad en conjunto en línea, compartir información útil, recursos en línea, promover o compartir los servicios y/o comercios de las personas de nuestra comunidad, entre otros.
Virginia Satir dice que “la comunicación es a la relación, como la respiración es al mantenimiento de la vida”. Te invito a que fortalezcas y mantengas viva tu red, nuestra red; pues justo en momentos de crisis es cuando más necesitamos los unos de los otros.



