Salir de la Violencia: El Gran Reto de Sinaloa y México

Sociedad y derecho.

La violencia ha dejado una herida abierta en México, y particularmente en estados como Sinaloa, donde la inseguridad se ha vuelto parte del paisaje cotidiano. Comercios cerrados, negocios que no prosperan, inversiones que se detienen por temor y ciudadanos que viven con la incertidumbre de salir a trabajar sin saber si volverán a casa. Esta realidad, tan cruda como constante, representa uno de los desafíos más profundos para la reconstrucción del tejido social, económico y moral del país.

No se trata únicamente de cifras, de homicidios por cada 100 mil habitantes o de niveles de percepción de inseguridad. Se trata de personas. De madres que ya no mandan con tranquilidad a sus hijos a la escuela. De empresarios que han visto destruidas décadas de esfuerzo por la violencia desenfrenada. De comunidades enteras que han normalizado el miedo. Ante este panorama, el reto no puede esperar: volver a tener paz y orden no es sólo una esperanza, es una necesidad urgente.

Durante años se ha intentado atacar el problema desde un enfoque punitivo: más policías, más ejército, más penas. Pero la realidad nos demuestra que, sin transformación profunda en las estructuras sociales, económicas y culturales, la violencia simplemente se adapta, muta y persiste.

No podemos darnos el lujo de ser espectadores

Salir de la violencia no es responsabilidad exclusiva del gobierno. Todos tenemos un papel que desempeñar, y los empresarios, comerciantes y líderes comunitarios, como lo es, somos fundamentales en este proceso. Necesitamos promover una cultura de legalidad, honestidad y participación ciudadana desde nuestros espacios..

Las empresas no deben limitarse a resistir. Deben volverse centros de influencia positiva. Esto significa priorizar la formación ética de sus colaboradores, adoptar prácticas transparentes, fortalecer vínculos con la comunidad, y generar empleo digno que prevenga que más jóvenes caigan en el crimen como única salida. Necesitamos reconstruir la confianza desde abajo, a través de ejemplos cotidianos.

Resiliencia, más que resistencia.

La resiliencia no es solamente aguantar golpes. Es adaptarse, aprender y levantarse con más fuerza. En Sinaloa y, en todo México, la resiliencia debe ser colectiva. Como sociedad, debemos asumir que salir de esta crisis implica transformarnos.

Resiliencia es no permitir que el miedo defina nuestro destino. Es seguir apostando por el país, por la comunidad, por los jóvenes. Es buscar alianzas entre sociedad civil, iniciativa privada y gobierno. Es organizarnos para protegernos y también para educarnos, apoyarnos y reconstruir.

Significa también atrevernos a hablar. A no callar cuando somos testigos de abusos, a denunciar, a participar. Muchas veces la violencia se fortalece porque el silencio le da espacio para crecer. No se trata de exponernos irresponsablemente, sino de construir redes de confianza, mecanismos de defensa comunitaria y entornos donde el crimen deje de ser rentable y el bien común vuelva a ser la prioridad.

No podemos aspirar a un cambio profundo si no regeneramos los valores que sostienen nuestra convivencia. Necesitamos una revolución educativa y cultural. Urge invertir no sólo en infraestructura, sino en formación humana, en civismo, en ética, en cultura de paz.

Es importante entender que la violencia no se gesta únicamente en la calle, se cultiva en hogares rotos, en aulas vacías de propósito.

Es ahí donde debemos empezar, a recuperar el orgullo por el bien hecho, por la palabra cumplida, por el respeto a la vida y a la ley. Y ese cambio empieza en cada uno de nosotros.

A pesar de todo, México es un país con un potencial extraordinario. La fuerza de su gente, la creatividad de sus emprendedores, la riqueza de su cultura y la nobleza de su pueblo siguen siendo faros en medio de la tormenta.

El camino para salir de la violencia será largo y doloroso, pero no es imposible. Requiere liderazgo, voluntad y valentía. No sólo en los gobiernos, sino en cada ciudadano que decide no ceder al miedo ni a la desesperanza.

Hoy más que nunca, México —y Sinaloa en particular— necesita líderes con convicción, empresas con propósito y ciudadanos que no se resignen. Porque en la reconstrucción de la paz, todos somos parte de la solución

Como siempre un placer saludarlo, esperando que estas pocas palabras hayan sido de su agrado y, sobre todo de utilidad ¡Hasta la próxima!



NOTAS RELACIONADAS

Por: Juan Bautista Lizarraga / Mayo 31, 2025
Por: Fernando A. Mora Guillén / Mayo 31, 2025
Por: Lisandro Prieto Femenía / Mayo 30, 2025