En Nueva York encontrar un baño público en buen estado es difícil
Escasez generalizada y restricciones de acceso afectan a neoyorquinos y turistas

Nueva York, EE.UU. - Para muchos residentes y visitantes, hallar un baño público operativo en Nueva York representa una misión complicada. Actualmente, la ciudad cuenta con aproximadamente 1,100 baños públicos disponibles para una población de más de 8.6 millones de personas, es decir, uno por cada 7,800 residentes, una proporción muy baja comparada con otras ciudades importantes.
En el sistema de metro, las condiciones son aún más críticas. Aunque hay casi 472 estaciones, solo unas 69 cuentan con baños disponibles, concentrados en terminales importantes o estaciones accesibles para personas con discapacidad. Muchos de ellos fueron cerrados durante la pandemia y apenas se han ido reactivando en los últimos años.
Frecuentes cierres por vandalismo o condición de insalubridad se registran incluso en los llamados "baños de lujo" como los del Bryant Park, que aunque son un ejemplo por su limpieza y diseño, siguen operando solo con límites de horario definidos y colas constantes durante eventos.
Ante esta carencia, activistas como Teddy Siegel, creadora de Got2GoNYC, han creado redes sociales y mapas colaborativos para que quienes estén en necesidad puedan localizar baños públicos abiertos. La iniciativa ha evidenciado la inequidad de acceso que enfrentan grupos vulnerables como personas sin hogar, adultos mayores o turistas con niños.
Frente a esta problemática, el Ayuntamiento lanzó en junio de 2024 la estrategia "Ur In Luck", mediante la cual planea construir 46 baños públicos nuevos y renovar otros 36 existentes en parques y plazas durante los próximos cinco años. Además, está habilitando una capa en Google Maps para que los usuarios puedan ubicar estos sanitarios fácilmente.
En julio de 2025, el City Council aprobó la ley Local 58, que establece el objetivo de alcanzar al menos 2,120 baños públicos operativos para 2035, lo que significaría duplicar la cifra actual. La legislación también obliga a publicar informes sobre posibles ubicaciones, presupuesto y mecanismos de mantenimiento mediante la ley Local 92.
Pese a estas iniciativas, residentes expresan frustración por los altos costos y lo lento del progreso: por ejemplo, cada módulo automático tipo Portland Loo ha costado casi 1 millón de dólares, generando críticas sobre si esos recursos podrían emplearse de manera más eficiente o en mayor cantidad.



