Empoderando al equipo: Cómo las empresas combaten el Síndrome del Impostor
A pesar de que existen estudios que relacionan al Síndrome del Impostor mayormente con la población femenina o que aseguran que se presenta mayormente en las mujeres, Affor Health estima que este síndrome ha afectado, al menos una vez, al 80% de las personas, sin importar el género.
El Síndrome del Impostor es un monstruo que puede adoptar distintas formas y que avanza lentamente por los cimientos de las empresas hasta debilitarlas. A veces luce como miedo al fracaso, otras como inseguridad y parálisis laboral. Incluso, suele encontrarse en la sobreexigencia y el perfeccionismo de los colaboradores.
Aunque es común escuchar que este síndrome inmoviliza, lo cierto es que también existen casos donde provoca que el empleado se exija de más, trabaje tiempo extra y busque cumplir altos e inalcanzables niveles de autoexigencia.
"Un equipo de trabajo cuyos integrantes padecen este síndrome suele lucir eficiente por fuera pero internamente se encuentra paralizado. A pesar de su competencia, los miembros sienten que no merecen desarrollarse y evitan asumir responsabilidades por temor a fracasar. Esto no solo eleva los niveles de estrés, también frena la colaboración efectiva e impacta de manera negativa en la productividad", explica Yunue Cárdenas, Coordinadora del HUB de psicología de Affor Health, empresa especializada en gestionar y mejorar la salud psicosocial de las personas en las organizaciones.
A pesar de que existen estudios que hablan de que este síndrome se presenta mayormente en las mujeres, Affor Health estima que ha afectado al 80% de las personas, al menos una vez, sin importar el género. Lleva a los colaboradores a experimentar inseguridad constante, dudar de sus capacidades y sentir que no merecen el reconocimiento.
Pelear contra el monstruo es una tarea en equipo
Es necesario que las organizaciones se concienticen sobre la gravedad del Síndrome del Impostor y entiendan que su prevención es una responsabilidad compartida.
Affor Health detalla algunas de las acciones que las compañías pueden implementar para ayudar a que sus colaboradores superen este patrón de pensamiento:
Ejercer la retroalimentación laboral: Uno de los pilares para combatir este síndrome es el reconocimiento oportuno del trabajo bien hecho. Las empresas deben establecer un sistema de retroalimentación donde no sólo se planteen las áreas de oportunidad del colaborador, sino también se valore su esfuerzo y aciertos.
Fomentar un clima saludable: El ambiente de trabajo juega un papel esencial en la percepción de competencia de los empleados. Un entorno de confianza y colaboración donde se promueva la comunicación abierta ayudará a que los trabajadores se sientan más seguros de sus habilidades.
Dar apoyo psicológico: La salud mental es una condición sine qua non es posible mantener una alta productividad en los equipos de trabajo. Brindar asesorías psicológicas es una medida eficaz para apoyar a aquellos colaboradores que puedan estar experimentando el síndrome.
Impulsar el desarrollo continuo y las soft skills: Es importante que las empresas promuevan una cultura de aprendizaje continuo en la que el error sea visto como una oportunidad de mejora y no como un fracaso. Esto permite que los colaboradores se sientan más seguros de sus habilidades y estén abiertos a la retroalimentación. Además, el impulso de las soft skills como autoconfianza, gestión del estrés, toma de decisiones y resiliencia otorga a los empleados una gran herramienta para enfrentar y prevenir el síndrome.
"Al promover un ambiente de trabajo positivo y brindar apoyo psicológico, las empresas mejoran las relaciones interpersonales, se vuelven más resilientes y se transforman en el lugar idóneo para trabajar, lo que atraerá el mejor talento. De manera que, invertir en una estrategia integral de salud mental constituye una inversión a largo plazo", concluye la Coordinadora del HUB de psicología de Affor Health.